Publicado por Democracy Now el 1º de agosto de 2014
Amy Goodman, con la colaboración de Denis Moynihan
El ataque de Israel contra la población palestina de la Franja de Gaza ya lleva más de tres semanas. El actual ataque militar terrestre, marítimo y aéreo ha durado más que el terrible ataque de 2008/2009, en el que murieron 1.400 palestinos. El número de muertos es de al menos 1.400 personas, en su gran mayoría civiles. Al momento de escribir esta columna, las Naciones Unidas confirmaron que una escuela de la ONU en Gaza, en la que miles de civiles estaban refugiados, fue atacada por las Fuerzas de Defensa israelíes, dejando un saldo de al menos 20 personas muertas. Las Naciones Unidas informaron 17 veces las coordenadas exactas del refugio a las fuerzas israelíes.
Democracy Now! entrevistó a Henry Siegman, un referente del pensamiento judío en Estados Unidos y presidente del “US/Middle East Project” (Proyecto Medio Oriente/Estados Unidos). Siegman es rabino y ex director ejecutivo del Congreso Judío Estadounidense y del Consejo de Sinagogas de Estados Unidos, dos de las principales organizaciones judías del país. Siegman sostiene que la ocupación israelí de los territorios palestinos debe terminar.
“Hay un dicho talmúdico en la ‘Ética de los padres’ que sostiene ‘No juzgues a tu prójimo hasta no haber estado en su lugar’. Entonces, mi primera pregunta al abordar cualquier problema relacionado con la cuestión israelí-palestina es: ¿qué haríamos si estuviéramos en su lugar’. ¿Qué sucedería si la situación se reviritera y la población judía fuera sitiada o se le dijera: ‘Les damos menos de un 2% de Palestina. Ahora compórtense. Nada de resistencia y permítannos encargarnos del resto’. ¿Acaso algún judío hubiera dicho que es una propuesta razonable?”.
Siegman continuó: “En las circunstancias actuales, Israel tiene derecho de hacer lo que está haciendo ahora y, por supuesto, como se ha sostenido, incluso el Presidente de Estados Unidos lo ha afirmado en reiteradas ocasiones, ningún país aceptaría vivir bajo esa amenaza permanente. Aunque le faltó decir, y es lo que invalida y socava el principio, es que ningún país ni ninguna población aceptaría vivir del modo en que se ha obligado a vivir a la gente de Gaza. Y, por consiguiente, eso también invalida esta ecuación moral que pone a Israel en el lugar de la víctima que debe actuar para evitar que la situación continúe de esta manera. Y nuestros medios rara vez señalan que los palestinos de Gaza o Hamas, la organización a cargo de Gaza, que son los atacantes, también tienen derecho a tener una vida normal y digna y que ellos también deben pensar ‘¿qué podemos hacer para poner fin a esta situación?’”.
Henry Siegman nació en Alemania en 1930. Él y su familia fueron perseguidos por los nazis. “Viví dos años bajo la ocupación Nazi, la mayor parte del tiempo corriendo de un lugar a otro, ocultándome. Siempre pensé que la lección más importante del Holocausto no es que existe el mal, que hay personas malvadas en el mundo que pueden hacer las cosas más crueles e inimaginables. Ese no fue el principal aprendizaje del Holocausto. El gran aprendizaje del Holocausto es que la gente de bien, cultivada, que generalmente consideraríamos buenas personas, puede permitir que ese mal se imponga. La población alemana, que no eran monstruos, permitió que la maquinaria nazi hiciera lo que hizo”.
El padre de Siegman fue uno de los líderes del movimiento sionista europeo, que reclamaba una patria para el pueblo judío. Siegman contó: “Yo era un ferviente sionista ya desde niño. Recuerdo que en el barco que me trajo aquí, cuando estábamos viniendo a Estados Unidos y tendría 10 u 11 años de edad, escribía poesía y canciones sobre el cielo azul de Palestina. En aquella época la denominábamos Palestina”.
En Estados Unidos, Henry Siegman se convirtió en un importante referente de la vida judía estadounidense. Cuando le pedí que reflexionara sobre el ataque actual contra Gaza, sostuvo: “Es desastroso. Tanto en términos políticos como desde el punto de vista humanitario. Cuando uno se pone a pensar que esto es lo que hace falta para que Israel sobreviva, que el sueño sionista se basa en el asesinato reiterado de personas inocentes a la escala que vemos hoy en la televisión, se trata de una crisis muy profunda del pensamiento de todos los que estamos comprometidos con la creación de un Estado y su éxito”.
Le pedí a Siegman que mirara un fragmento del programa “Face the Nation”, de la cadena CBS. El presentador, Bob Schieffer, finalizó recientemente el programa con el siguiente comentario: “En Medio Oriente, el pueblo palestino se encuentra bajo el control de un grupo terrorista que se ha embarcado en una estrategia para que sus propios niños sean asesinados para lograr compasión con su causa. Esta estrategia probablemente esté funcionando, al menos en algunas partes. La semana pasada, encontré una cita de hace muchos años de Golda Meir, una de las primeras líderes de Israel, que bien podría haber sido pronunciada ayer: ‘Podemos perdonar a los árabes por matar a nuestros hijos’, afirmó, ‘pero jamás podremos perdonarlos por obligarnos a matar a sus hijos’”.
Siegman dijo que había visto el programa y respondió: “Conocí a Golda Meir y escuché su comentario. En aquel entonces pensé —y ahora también pienso— que es una declaración terriblemente hipócrita. Esta declaración la realizó la misma mujer que dijo: ‘Los palestinos...no existen los palestinos. Yo soy palestina’. Si no quieres matar a los palestinos, si te provoca tanto dolor, no debes matarlos. Puedes darles sus derechos y puedes poner fin a la ocupación. Y, ¿culpar a los palestinos de la ocupación y del asesinato de inocentes del que estamos siendo testigos en este momento en Gaza? ¿Por qué? ¿Por querer un Estado propio? ¿Por querer lo que los judíos quisieron y lograron? Lo encuentro, para decirlo en términos suaves, poco digno de admiración. Hay algo profundamente hipócrita acerca de su declaración original y acerca de repetirlo al aire ahora como una gran reflexión moral”.
Mientras Estados Unidos continúa suministrando armas a Israel, más de 250 niños han muerto en Gaza. En lugar de darle armas, Estados Unidos y el resto del mundo deberían presionar a Israel para que ponga fin a la matanza.
© 2014 Amy Goodman
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