Por Ramsés Ancira Saba, basado en el artículo en The Forward: 6 Unexpected Jewish Things About Alan Rickman, de
De Alan Rickman se sabe sobre todo que fue el controvertido profesor Severus Snape en Harry Potter, y en segundo lugar el villano tipo nazi de Duro de Matar, pero lo que menos se conoce de él es que puso a dialogar a judíos y palestinos gracias a su obra, Mi Nombre es Rachel Corrie.
Este es un dato que no encontrará siquiera en la base de datos de Internet Movies Data Base, simplemente porque la película no se ha filmado hasta su muerte en enero de 2016, ha quedado como obra de teatro y en México hemos tenido la fortuna de que se haya puesto en escena.
De Rickman, el actor de origen judío Daniel Radcliff dijo, es el más leal y generoso soporte que haya conocido en la industria del cine. Si tu llamabas a Alan, sin importar en que lugar del mundo estuviera, o que tan ocupado, el te regresaba la llamada. Alguna gente se sorprendería de que al contrario de su rudo personaje, Alan era el más gentil, generoso y divertido de los compañeros, apunto al referirse al intérprete del profesor Snape.
Pero no es necesario hablar de Rickman como el inolvidable personaje de Harry Potter, de eso sobran ensayos. Es más importante decir que fue un hombre bueno y capaz de permanecer casado con la misma mujer 40 años.
Aún más importante es decir que Mi nombre es Rachel Corrie, la obra en la que retrató a la activista judía que fue aplastada a muerte por un buldozer israelí, cuando trataba de evitar que derrumbaran la casa de una familia palestina, es una obra fundamental para denunciar los crímenes de odio.
De Mi nombre es Rachel Corrie, Rickman dijo: Muchos judíos apoyaron la obra. El productor en Nueva York era judío y mantenía debates al término de cada función. Ambos, judíos y palestinos, participaban en las discusiones en el teatro y no había gritos, se escuchaban los unos a los otros.
Por mucho que leo y leo sobre este conflicto, no encuentro otra explicación que el odio. Una guerra inacabable si no hacen caso ni a sus propios mandatarios cuando piden un alto el fuego. LA VENGANZA NO TIENE FIN. Hay que reconocer también que la convivencia con los árabes es muy complicada y su leyes tercermundistas y machistas en extremo
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