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viernes, 30 de octubre de 2015

¿Exculpó Benjamín Netanyahu a Hitler del Holocausto?.


Transcripción de artículo publicado en Hispan TV

Sionismo, el verdadero aliado de Hitler



Las incendiarias declaraciones del primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu exculpan a Adolfo Hitler del genocidio.
El primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu tal vez desconozca que bajo la legislación europea relativa al revisionismo histórico en materia del Holocausto judío, sus incendiarias declaraciones exculpando a Adolfo Hitler del genocidio, pudieran ser constitutivos de delito al alinearse claramente con los más radicales revisionistas que al igual que él entienden que el Führer tan sólo pretendía expulsar a los judíos de Europa Central.
Sus absurdas declaraciones inculpando al Mufti de Jerusalén Haj Amin al-Husseini, de ser el verdadero responsable intelectual del Holocausto judío al incitar (según él) a Adolfo Hitler a adoptar la “Solución Final” contra los judíos, son absolutamente falsas y totalmente carentes de rigor histórico.
En el encuentro mantenido por el clérigo palestino y Hitler el 28 de noviembre de 1941 en Berlín, es claramente apreciable el interés del Fürher en su compromiso para combatir a la judería mundial, en tanto que el Mufti al-Husseini tan sólo expresa su preocupación por los intereses árabes en general y en el palestino en particular. En ningún momento al-Husseini (como se desprende de la transcripción oficial de dicho encuentro), hace mención alguna durante toda la conversación a la “quema de judíos” como intencionalmente ha sugerido el premier israelí.
La disparatada versión del revisionista Netanyahu ha sido ya rechazada por historiadores y políticos israelíes y palestinos, algunos de los cuales han llegado a señalar que dichos incongruencias no sólo pretenden trivializar sobre el Holocausto pero tendrían como objeto el caldear aun más el ambiente de confrontación entre lo más radical de la sociedad judía y el incipiente levantamiento popular palestino.
No obstante y si nos ceñimos a un absoluto rigor histórico obtendremos que la relación entre el III Reich y el sionismo en la Alemania Hitleriana, lejos del pretendido clima de persecución, era íntima.
Desde la subida al poder de Adolfo Hitler en 1933, el Nacional Socialismo apoyó al sionismo de manera significatica en el proyecto de emigración judía a Palestina. En la confluencia ideológica, ultanacionalista y un evidente entendimiento desde la perspectiva étnico/identitaria, el nazismo y el sionismo fortalecieron sus posicionamientos afines. El sionismo experimentó una importante progresión durante el nazismo. Publicaciones como el “Jüdische Rundschau” (periódico de la Federación Sionista en Alemania) incrementaron potencialmente sus ventas y la celebración en 1936 en Berlín de la Convención Sionista, dan cuenta de la expansión de la vida política de los alemanes sionistas en tiempos del III Reich.
Las SS eran particularmente entusiastas en su apoyo al sionismo. En 1934 una publicación interna de las SS recomendaba a sus miembros un apoyo incondicional y activo al Sionismo, tanto por parte del gobierno como del partido nazi, como la mejor herramienta para incitar a la emigración a Palestina de los judíos alemanes.
Leopold von Mildenstein, un importante oficial de las SS y Kurt Tuchler representante de la Federación Sionista alemana, realizaron juntos un recorrido de seis meses por Palestina para verificar el desarrollo y expansión de los asentamientos en territorio palestino. A su regreso, von Mildenstein publicó a finales de 1934 una serie de doce artículos para el importante diario berlinés Der Angriff, donde el oficial nazi expresaba su admiración por los extraordinarios logros de los colonos sionistas en Palestina. El periódico berlinés emitió un medalla conmemorativa de dicha visita en la que se exhibía en una cara la Swastika (cruz gamada nazi) y en la otra cara la estrella de David, como muestra de los estrechos lazos entre el sionismo y el nazismo.

Cruz gamada nazi

Los servicios de seguridad de Himmler (jefe de las SS y Gestapo) colaboraron con la Haganah (escuadrones paramilitares terroristas judíos en Palestina) dirigiendo la emigración judía a Palestina así como entregas secretas de armamento alemán a colonos judíos para su uso en enfrentamientos con la población árabe palestina.
En enero de 1941 otra banda criminal judía, el Lehi o Stern Gang (escisión de otro grupo paramilitar sionista, “Irgun Zvai Leumi”), comandada por Avraham Stern, sometió una propuesta formal de alianza político-militar con la Alemania nazi a través de Otto Werner von Hentig, cónsul alemán en Beirut.
Lo que resulta ciertamente paradójico es que estos grupos terroristas judíos participaran activamente en la guerra del lado alemán, cuando ya eran conocidas las deportaciones masivas de judíos de Europa central y el exterminio de judíos por parte de régimen nazi ya había dado sus primeros pasos con masivas masacres en Lituania. La explicación estaría en el hecho de que el movimiento sionista es laico/reformista (el padre del sionismo, Theodor Herlz era ateo), mientras que la mayoría de las víctimas del Holocausto eran judíos ortodoxos Jaredis opuestos al sionismo y al establecimiento del estado de Israel, por lo que muchos se negaron a participar del proyecto nazi-sionista de emigración masiva a Palestina. Hoy en día la comunidad judía Jaredí es una de las más odiadas en Israel.
Pero lo que sí se le puede achacar al Netanyahu historiador es el hecho de desconocer la misma historia del partido político en el que milita, el Likud, de este partido llegó a decir Albert Einstein (ilustre judío) en una famosa carta”… un partido político con un enorme parecido en cuanto a su organización, métodos, filosofía política y planteamientos sociales, a los partidos nazi y fascista.“
El Likud, una formación fundada bajo inspiración de uno de los padres fundacionales de la entidad sionista, Zeev Jabotinsky no deja indiferente a nadie. “Hitler Jabotinsky” como lo denominaba Ben Gurion, fue el instigador del sionismo revisionista del que surge el grupo terrorista judío de extrema derecha Irgun Zyai Leumi, tristemente célebre por sus innumerables masacres contra poblaciones palestinas en los años ´40.
Jabotinsky era un admirador de la Alemania nazi pero sobre todo de la Italia fascista, Mussolini llegó a decir de él en 1935, “…Para el éxito del sionismo, necesitais tener un estado judío con una bandera judía y una lengua judía. La persona que verdaderamente entiende eso es vuestro fascista, Jabotinsky.”
Benzion Netanyahu, padre y mentor político de Benyamin Netanyahu, fue en los años´30 secretario personal de Zeev Jabotinsky. Benzion Netanyahu pronunció en 1998 un discurso conmemorativo del 50 aniversario del nacimiento de Israel, donde elogió la figura de
Abba Achimier, (un estrecho colaborador de Jabotinsky que abrazó el Nazional Socialismo de Hitler, por “salvar a Alemania de la Guerra civil y la dictadura soviética”),el progenitor del benjamin de los Netanyahu no tuvo reparo en alabar públicamente a este sionista como su modelo político a imitar.
La palabra “Holocausto” es un término bíblico que significa “sacrificio”, ¿porqué el uso de “sacrificio” para denominar un genocidio? La respuesta según algunos investigadores residiría en que el movimiento sionista internacional habría sacrificado a los judíos europeos en el Holocausto para cumplir escrupulosamente una siniestra agenda geo-política que se granjeara simpatía, culpa y compensación financiera internacionales, con el objeto de legitimar un “Hogar Nacional Judío” en tierra árabe, un proyecto inviable sin el trasfondo victimista del Holocausto.
Netanyahu lo sabe bien, por eso su reciente intento de reescribir una historia donde su entorno más cercano jugó un papel tan vergonzante, erra al abrir la caja de Pandora de las miserias sionistas.
Alberto García Watson, Beirut

viernes, 16 de octubre de 2015

Israel y su monotemática excusa del terrorismo

Publicado originalmente con el título 

Of course, It is an Intifada: This is What You Must Know

Claro que es una Intifada: lo que hay que saber


Traducción para Rebelión de Loles Oliván.

Cuando se publicó mi libro Searching Jenin [En busca de Yenin] poco después de la masacre israelí en el campamento de refugiados de esa ciudad cisjordana en 2002, muchos medios de comunicación y algunos lectores me cuestionaron en varias ocasiones que definiese como “masacre” lo que Israel representaba como una batalla legítima contra “terroristas” del campamento. Ese cuestionamiento estaba orientado a trasladar el discurso de un debate sobre posibles crímenes de guerra a una disputa técnica sobre la utilización del lenguaje. La evidencia de las violaciones de los derechos humanos por parte de Israel les importaba bien poco.

Este reduccionismo es el que opera frecuentemente en el preludio a cualquier discusión relacionada con el llamado conflicto árabe-israelí: los acontecimientos se representan y se definen utilizando una terminología polarizada que concede escasa atención a los hechos y a los contextos y que se centra esencialmente en las percepciones y en las interpretaciones.
Por lo tanto, a esos mismos individuos también les debe importar poco que haya jóvenes palestinos, como Isra 'Abed, de 28 años, disparado en repetidas ocasiones el 9 de octubre en Afula, y Fadi Samir, de 19, asesinado por la policía israelí unos días antes, que lleven navajas para defenderse y que acaben siendo disparados por la policía israelí.

Hay quienes siempre acabarán aceptando que los hechos son los que relata el discurso oficial de Israel aun cuando haya un vídeo que arroje luz y cuestione la versión oficial israelí y revele, como en la mayoría de los casos, que los jóvenes asesinados no representaban ninguna amenaza. Isra, Fadi, y todos los demás son “terroristas” que ponen en peligro la seguridad de los ciudadanos israelíes y, por desgracia, en consecuencia, tuvieron que ser eliminados.

Esa misma lógica fue la que Israel utilizó durante el siglo pasado cuando lo que hoy se conoce como Fuerzas de Defensa israelíes operaban aún como milicias armadas y bandas organizadas en Palestina antes de que fuera limpiada étnicamente para convertirla en Israel. Desde entonces, esta lógica se ha aplicado en todos los contextos posibles en los que Israel se ha visto supuestamente obligado a utilizar la fuerza contra los “terroristas” palestinos y árabes, contra “terroristas” potenciales, y contra la “infraestructura terrorista”.

Esto nada tiene que ver con qué armas utilizan los palestinos si es que las usan. Tiene que ver con la violencia israelí sustentada en una percepción de una realidad que Israel ajusta a su medida: que es un país asediado cuya existencia está bajo amenaza constante de los palestinos, ya sea de los que resisten utilizando armas o de los niños que juegan en la playa de Gaza. Jamás en la historiografía del discurso oficial israelí se ha constatado una desviación de la norma para explicar, justificar o celebrar la muerte de decenas de miles de palestinos a lo largo de los años: los israelíes nunca tienen la culpa y jamás se apela a un contexto que explique la “violencia” palestina.

La mayor parte de los debates que se están produciendo sobre las protestas en Jerusalén, Cisjordania y últimamente en la frontera de Gaza, se centran en las prioridades israelíes y no en los derechos de los palestinos, lo que claramente supone prejuzgarlas. Una vez más, Israel habla de “disturbios” y “ataques” originados en los “territorios”, como si la prioridad fuera garantizar la seguridad de los ocupantes armados, soldados y colonos extremistas por igual. La lógica mueve a inferir que el estado opuesto a la “agitación”, el de la “calma” y el “sosiego”, solo puede descollar si millones de palestinos aceptan el sometimiento, la humillación, la ocupación, estar sitiados y, de manera habitual, ser asesinados o en algunos casos, linchados o quemados vivos por turbas de judíos israelíes, mientras apechugan con su mala suerte y siguen adelante con su existencia como si todo eso fuera normal.

Así se consigue la vuelta a la “normalidad”; obviamente a un alto precio de sangre palestina y de violencia en monopolio de Israel, cuyas acciones casi nunca se cuestionan; los palestinos pueden entonces asumir el papel de la víctima perpetua y sus amos israelíes seguir gestionando los controles militares, robando territorio y construyendo todavía más asentamientos ilegales en violación del derecho internacional. La cuestión clave en estos momentos no debe ser si algunos de los palestinos asesinados llevaban o no navajas, ni si realmente representaban una amenaza a la seguridad de los soldados y los colonos armados. Más bien, debe centrarse principalmente y en primer término en la violencia que representa la ocupación militar y los asentamientos ilegales en territorio palestino. Desde esta perspectiva, blandir una navaja es un acto irrevocable de legítima defensa; debatir sobre si la respuesta israelí a la “violencia” palestina es desproporcionada o no resulta absolutamente irrelevante.

Elucubrar con definiciones técnicas es deshumanizar la experiencia colectiva palestina. Mi respuesta a los que cuestionaron que utilizase el término “masacre” fue: “¿Cuántos palestinos tendrían que ser asesinados para que se pudiese utilizar el término masacre?” Y por lo mismo, ¿a cuántos tendrán que matar, cuántas manifestaciones tendrán que celebrarse y por cuánto tiempo para que el malestar, la agitación o los enfrentamientos de estos días entre los manifestantes palestinos y el ejército israelí se conviertan en una intifada?

Y ¿por qué debería siquiera llamarse Tercera Intifada? Mazin Qumsiyeh describe lo que está sucediendo en Palestina como la Decimocuarta Intifada. Él debe de saberlo mejor, porque es el autor de un libro excepcional, Popular Resistence in Palestine: a History of Hope and Empowerment [Resistencia Popular en Palestina: Una historia de esperanza y empoderamiento]. Sin embargo, yo sugeriría ir aún más lejos, pues si utilizamos las definiciones referenciales del discurso popular de los propios palestinos son muchas más las intifadas que se han producido. La intifadas –levantamientos– se convierten en tales cuando las comunidades palestinas se movilizan por toda Palestina unificándose más allá de las facciones y las agendas políticas para llevar a cabo una campaña sostenida de protestas, desobediencia civil y otras formas de resistencia popular.

Lo hacen cuando han llegado a un punto de ruptura y sin que el proceso se anuncie en comunicados de prensa o en conferencias televisadas sino que es tácito, y sin embargo, perpetuo.

Hay quienes, aun siendo bienintencionados, argumentan que los palestinos aún no están listos para una tercera intifada, como si los levantamientos palestinos fueran un proceso calculado que se lleva a cabo tras muchas deliberaciones y discusiones estratégicas. Nada puede estar más lejos de la realidad.

Un ejemplo es el de la Intifada de 1936 contra el colonialismo británico y sionista en Palestina. Inicialmente la organizaron los partidos árabes palestinos, que fueron sancionados en su mayoría por el propio gobierno del Mandato británico. Pero cuando los felahin, los empobrecidos campesinos sin estudios, percibieron que su liderazgo se estaba vendiendo –como es el caso en la actualidad– actuaron fuera de los límites de la política lanzando y sosteniendo una rebelión que duró tres años. En aquel momento, como siempre, l os campesinos fueron los que se llevaron la peor parte de la violencia de británicos y sionistas y cayeron en tropel. Aquellos que tuvieron la mala suerte de ser capturados fueron torturados y ejecutados: Farhan al-Sadi, Iz al-Din al-Qasam, Muhammad Yamyum, Fuad Hiyazi son algunos de los muchos líderes de esa generación.

Desde entonces ese escenario se ha repetido constantemente y con cada intifada el precio pagado en sangre es cada vez mayor. Sin embargo, es inevitable que haya más intifadas, ya duren una semana, tres o siete años, porque las injusticias colectivas que experimentan los palestinos siguen siendo el denominador común entre las sucesivas generaciones de campesinos y sus descendientes refugiados.
Lo que está ocurriendo hoy en día es una intifada a la que no hace falta ponerle número porque la movilización popular no siempre sigue la lógica ordenada que algunos requieren. La mayoría de los que están a la cabeza de la intifada actual eran niños o ni siquiera habían nacido cuando la Intifada al-Aqsa se inició en 2000; obviamente no vivían cuando estalló la Intifada de las piedras en 1987. Puede incluso que muchos ignoren los detalles de la Intifada primera de 1936. Esta generación ha crecido oprimida, confinada y subyugada, en total desacuerdo con el léxico engañoso del proceso de paz que ha prolongado una extraña paradoja entre fantasía y realidad. Protestan porque experimentan cotidianamente la humillación y porque tienen que soportar la violencia implacable de la ocupación.

Además han de soportar el sentimiento de la traición del liderazgo palestino, corrupto y vendido. Así que se rebelan e intentan movilizarse y mantener su rebelión tanto como puedan porque no tienen un horizonte de esperanza fuera de su propia acción.

No nos perdamos en los detalles de las definiciones auto-impuestas y de las cifras. Esto es una intifada palestina aunque acabe hoy. Lo que de verdad importa es qué respuesta vamos a dar a las súplicas de esta generación oprimida; ¿seguiremos otorgando más importancia a la seguridad de los ocupantes armados que a los derechos de una nación hostigada y oprimida?

Fuente: http://www.counterpunch.org/2015/10/14/of-course-it-is-an-intifada-this-is-what-you-must-know/

jueves, 15 de octubre de 2015

Miko Peled - El hijo del general sionista que desprecia la ocupación

Para que la cuña apriete, dice el refrán mexicano, tiene que ser del mismo palo. Sólo el activismo judío puede terminar con la barbarie medieval de la ocupación de Gaza, Cisjordania y de todos los territorios ilegalmente ocupados.

El hijo de un general sionista vs el Estado judío

 FUENTE 
Ángel Guerra Cabrera
E
l mundo se acuerda cada cierto tiempo de que existe Palestina, un pueblo al que le han sido negados todos los derechos, incluyendo el más sagrado de todos a una vida digna. Ocurre cuando ese pueblo se rebela contra el infierno al que fue arrojado sin compasión en 1948.
Entonces el mundo recuerda Palestina y pese a que las imágenes de despojos y asesinatos de sus hijos son cada vez más crudas, todavía muchos se conforman con el relato de los medios de comunicación hegemónicos, contradictorio con las crudas imágenes que ellos mismos presentan.
Esta complicidad mediática, fomentada por Estados Unidos y sus aliados es la que permite que un carnicero como Benjamin Netanyahu sea visto como el primer ministro dela única democracia del Medio Oriente, como suele presentarse a ese Estado colonial y canalla, que basa su existencia en el incumplimiento de los principios más elementales de la decencia y del derecho internacional mientras burla impunemente con la bendición de Washington, desde 1948, las resoluciones de la ONU y de todas sus agencias condenando sus desmanes.
Por eso Netanyahu puede responder ahora con más violencia y descarados asesinatos ante las cámaras al nuevo levantamiento de la juventud y el pueblo palestinos. Sabe que quedará impune.
Ante este diabólico cuadro es alentador que haya cada vez más voces dentro de Israel que se disponen a combatirlo y solidarizarse con los palestinos. En ocasiones, voces de personas que proceden de prominentes familias sionistas.
Es el caso de Miko Peled, cuyo abuelo, Avraham Katsnelson, fue uno de los firmantes de la Declaración de Independencia de Israel y su padre, Mattityyahu Peled, un muy destacado oficial en la guerra contra los árabes de 1948, que ya había ascendido a general de Estado Mayor para la de 1967, la que posteriormente a su ruptura con el gobierno israelí condenó en duros términos al calificar la ocupación de Gaza, Cisjordania y los altos del Golán, en Siria, como una cínica campaña de expansión territorial. El general, transformado en activista por la paz y la solución de dos estados, uno árabe y otro judío, fue rebautizado por los palestinos Abu Salam (Padre de la Paz).
Su hijo siguió los pasos de su padre e ingresó al ejército (irónicamente llamado Fuerza de Defensa de Israel), donde fue oficial de tropas especiales y ganó la boina roja, pero muy pronto lo lamentó, renunció a su rango y se hizo médico. Hasta que, indignado por la invasión israelí de Líbano en 1982, enterró en la basura su broche militar.
Miko dejó su activismo contra la ocupación y se estableció primero en Japón y luego en San Diego, California, hasta que en 1997 su vida sufriría un giro inesperado. De repente, su sobrina Smadar, de 13 años, fue muerta en un ataque suicida en Jerusalén. En el funeral de la niña, Peled ripostó las palabras que pronunció Ehud Barak, recién electo jefe de la oposición. “Esta y tragedias similares –manifestó– están ocurriendo porque nosotros estamos ocupando otra nación y, con el propósito de salvar vidas, lo que debemos hacer es poner fin a la ocupación y negociar una paz justa con nuestros socios palestinos”.
La muerte de su sobrina y la insistencia de su hermana Nurit en que ésta era una consecuencia directa de la ocupación de Palestina lo hicieron volver sus ojos al Medio Oriente y al activismo por una paz que reconozca todos los derechos palestinos, incluyendo al retorno a sus tierras y casas de los millones que fueron despojados de ellas a la fuerza por el sionismo.
Peled publicó en 2012 su libro El hijo del general, prologado por la escritora afroestadunidense Alice Walker, autora de la conmovedora novela El color púrpura. Afirma que el libro es un recuento de cómo el hijo de un general israelí y devoto sionista llegó a comprender que la historia con la que fue educado era mentira. El libro está inspirado en largas conversaciones con su madre y una investigación sobre la vida de su padre que lo llevó a sumergirse en los archivos militares israelíes.
Israel tiene dos opciones ha dicho:Continúa existiendo como Estado judío mientras controla a los palestinos a través de la fuerza militar y leyes racistas, o emprende una profunda transformación en una democracia real donde israelíes y palestinos vivan como iguales en una patria compartida. Para ambos, este paso promete un futuro brillante. Ojalá. Esta y más información sobre Peled está en Internet, sólo que no la buscamos. Aquí una muestra.
Twitter: @aguerraguerra


La calle de Jerusalén en el epicentro de la Violencia

Lamentamos mucho que en México los órganos de difusión de la comunidad judía eludan el compromiso con la imparcialidad periodística.

Afortunadamente en Estados Unidos Forward da espacio a las comunidades judías progresistas.

En este trabajo Naomi Zeveloff
nos cuenta como la calle conocida por los israelíes como Ha Gai, por los palestinos como Al Wad, y en inglés como Valley una calle comercial en la que habían convivido sin problemas judíos, árabes y cristianos se ha convertido en el epicentro de la violencia luego de que dos jóvenes palestinos, un hombre y una mujer que no llegaban a los 20 años de edad asesinaron a dos judíos.

Los jóvenes palestinos a su vez fueron asesinados e Israel está respondiendo de una manera bestial y contraria al derecho en cualquier país del mundo, ordenando la demolición de casas en las que no sólo habitaban los insurgentes, sino también familiares completamente inocentes.

No sólo eso, sino que en una estrategia prácticamente medieval, Israel se niega a devolver los cuerpos de los palestinos asesinados, ya que a su vez los entierros se convierten en actos de propaganda para denunciar que Israel ocupa ilegalmente Gaza, Cisjordania y una parte de Jerusalén que tiene interés religioso para ambos países.

Para leer el artículo original (en inglés) te invitamos a pulsar este enlace y en su caso emplear los programas de traducción automática

lunes, 12 de octubre de 2015

Proclama: Judíos Unidos contra la Ocupación a Palestina (JUCOP)

Noam Chomsky: "Si asumes que no hay esperanza, no habrá esperanza". Parafraseándolo, a  48 años de la ocupación ilegal de Israel, de Cisjordania, si los judíos no nos unimos para pedir el desalojo no sólo se corre el riesgo de que continúen ad nauseam los crímenes contra niños, sino que desaparezcan juntos Israel y Palestina, consumido por las llamas que enciende la ignorancia y el fanatismo.

Edgar Morin, héroe de la resistencia francesa, renunció al apellido judío Nahum al percibir que se reproducían los estereotipos nazis ahora en nombre de la religión oficial hebrea
May Samra
Directora de Enlace Judío

Señora Directora:

Respetuosamente solicitamos oportunidad y espacio en su prestigiado medio, para publicar este llamamiento que representa el sentir de un grupo importante de la comunidad intelectual judía en la Ciudad de México


Por Joseph Saba

Cada vez que una empresa fabricante de alimentos quiere vender a la comunidad judía ortodoxa tiene que pagar porque le otorguen un certificado kosher, lo que garantiza higiene y que no haya ingredientes prohibidos.

Eso está muy bien.

El problema es que el dinero que obtienen los rabinos es utilizado en gran parte para financiar al ejército invasor en territorios ocupados en contra del derecho internacional.

La campaña de Boicot y Desinversión no está ayudando casi nada a evitar los crímenes de Israel, pero las grandes empresas transnacionales, refresqueras y de alimentos procesados pagan millones de dólares por la certificación Kosher.

De ahí la propuesta para que prescindamos de productos que llevan la certificación Kosher, a menos que las empresas hagan un compromiso de que el dinero que pagan por la certificación no está sirviendo para asesinar niños palestinos.

La ocupación de territorios no sólo está impidiendo el derecho a la existencia de Palestina, sino que va en contra de Israel al mantener improductivos terrenos que deben servir para la explotación del olivo y de otros cultivos.

En los territorios ocupados Israel afecta la ecología, deforesta el planeta, aviva el odio racial, cancela el futuro de muchas familias asesinando niños y alienta la práctica de la ideología de exterminio nazi practicada por supuestos ortodoxos cuyo nivel de imbecilidad es sólo comparable con los miembros del Estado Islámico que decapitan cristianos.

Por lo anterior:

Convocamos a los cineastas, escritores, politólogos, linguistas, líderes religiosos, comunicadores, periodistas, diseñadores gráficos y comunidad  progresista judía en general, a la formación de JUCOP Judíos contra la Ocupación de Palestina.


JUCOP será una organización horizontal, con vocación pacifista y ecologista. No aceptamos llamados al odio, no toleramos la intolerancia.

Buscamos comunicarnos particularmente a través de las imágenes, en video, caricatura, fotografía y todo material que a golpe de vista nos haga conocer la situación de abuso de fuerza y autoridad que representa la ocupación de territorios.

Hacemos un llamado especial a los Noam Chomsky y Edgar Morin (Nahum) quienes se han distinguido como judíos universales, pacifistas y optimistas y les pedimos su autorización para que sean el emblema de nuestra causa.

Albert Einstein, quien se negó a ser presidente de Israel y se resistió al uso de la bomba nuclear, Espinoza, Hanna Arentz, quien advirtió la  indulgencia  de dirigentes sionistas con los nazis, Walter Benjamin, quien se suicidó al pensar que era imposible huir de los nazis, son algunos de los filósofos judíos que inspiran nuestra organización. Por cierto a Benjamin, de acuerdo a la tradición judía más conservadora tendría que ser enterrado aparte por haber terminado su vida de propia mano, en lugar de dejarse convertir en jabón en los campos de concentración.
Hanna Arends, advirtió indulgencia de dirigentes sionistas con los nazis
Albert Einstein, se negó a ser presidente de Israel


Walter Benjamin


Solicitamos a todos los que quieran formar parte de nuestro movimiento inscribirse gratuita y anónimamente al correo electrónico paradigmatv@terra.com.mx porque eso es lo que queremos, cambiar el Paradigma Israel sólo tiene derecho a existir, si existe Palestina.

Mónica Lewinsky abrió la boca a Bill Clinton fortaleció a los Republicanos y 100 mil iraquíes perdieron la vida, cientos de miles más quedaron mutilados gracias a que el poder fue ocupado por los Bush y no por el ambientalista Al Gore. Es oportuno tenerlo en mente ante crímenes de Israel en territorios ocupados.

Si los Republicanos recuperan la presidencia de Estados Unidos, las posibilidades de una Palestina libre e independiente se reducirán y aumentarán los crímenes de guerra.

Gran parte de la población judía en Israel, padece de ceguera por tener el problema montado en las narices. Quienes nos asumimos judíos en el extranjero, quienes estamos inspirados en Albert Einstein (que se negó a ser presidente de Israel y asumió los riesgos de la bomba nuclear)

Únete a JUCOP, una organización colectiva sin líderes y con la fuerza de muchos

Cordialmente
Joseph Saba


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