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domingo, 31 de agosto de 2014

Todo comenzó un viernes 13

Todo comenzó un viernes 13

SERGIO YAHNI
Director del Centro de Información Alternativa (AIC), Jerusalén

Si el alto el fuego acordado en El Cairo entre Israel y la resistencia
palestina tiene éxito, este último enfrentamiento ha llegado a su
final sin que el Estado de Israel haya logrado imponer ninguno de los objetivos políticos o militares declarados durante estos 74 días.

El viernes 13 de junio, por la mañana, el ejército israelí salió a
erradicar lo que en Israel se conoce como amenaza terrorista. La noche
anterior, tres adolescentes judíos habían sido secuestrados al norte
de la ciudad de Hebrón. La policía, los servicios secretos y el primer
ministro acusaban a Hamás, el Movimiento de Resistencia Islámico, de
estar detrás de los secuestros.

En realidad, los jóvenes habían sido asesinados inmediatamente al
secuestro, y tanto los servicios de seguridad de Israel como el primer
ministro tenían conocimiento de ello. Pero el secuestro y asesinato
fue utilizado como excusa de una operación policial y militar que
pretendía terminar Hamás.

Los servicios de seguridad, la policía y el ejército tenían órdenes de
golpear a una formación política que ya había reconocido su derrota.

Habían pasado poco más de dos semanas desde que Hamás entregara las
riendas del futuro del pueblo palestino a manos del presidente Abbas,
en el pacto de unidad nacional palestino. El golpe militar en Egipto y
la derrota de los Hermanos Musulmanes había llegado al punto de
aceptar la supremacía política y militar del presidente palestino. Una
demanda que desde el 2008 era el único punto en discordia entre la
Dirección de la Autoridad Palestina y la Dirección de Hamás. A cambio,
Hamás esperaba que su suerte mejorara en las próximas elecciones.
Claro está que eran bastante optimistas dada la manera en que se están
desarrollando las condiciones políticas en la región.

En los días siguientes, el ejército de Israel arrestó a unos 530
palestinos, incluyendo a todos los líderes de Hamás en Cisjordania.
Entre los detenidos también se encontraban el portavoz del Consejo
Legislativo Palestino y varios diputados. Cinco palestinos murieron
durante la operación militar.

La ofensiva israelí del viernes 13 de junio de 2014 cambió
radicalmente el desarrollo de este proceso, transformando a Hamás en
la dirección indiscutible de la resistencia nacional palestina, y
relegando a Al Fatah y su dirección a ser meros observadores o
ayudantes tras la expansión de la ofensiva a la Franja de Gaza.

En Israel, la ofensiva tenía la total aprobación de la población y
ninguna fuerza política representada en el Parlamento se atrevió a
demandar cuentas al Gobierno. Es más, el primer ministro Netanyahu es
el primer líder israelí que ha llevado adelante una operación militar
en los últimos 32 años sin tener que enfrentarse a manifestaciones masivas.

Por su parte, Hamás no sólo se encontraba en el peor contexto político
posible, sino que su aislamiento era tan duro que ni siquiera podía
contar con la simpatía humanitaria del pasado: la única alternativa
humanitaria propuesta tanto por Europa como por la Liga Árabe era la rendición.

Por primera vez desde los días de lucha en el gueto de Varsovia, la
resistencia palestina en la Franja de Gaza, un ejército guerrillero,
logró enfrentarse a un ejército regular sin retaguardia. Pero,
contradiciendo toda lógica, la resistencia no sucumbió, al contrario,
tras más de un mes de lucha en el terreno, el ejército de tierra
israelí fue forzado a retirarse de la Franja de Gaza sin haber
conseguido ninguno de sus objetivos. Semanas más tarde, tras la
intensificación de los bombardeos, Israel se ve forzada a aceptar un
alto el fuego que se adapta a las demandas de Hamás.

Según la prensa israelí, el ejército estima que derrotar la
resistencia requeriría un precio que la sociedad israelí no está
dispuesto a pagar. Un escenario de este tipo supondría el sacrificio
de cientos de soldados y un número elevado de soldados israelíes
caerían en manos de la resistencia vivos o muertos. Es más, “limpiar”
la Franja de Gaza de fuerzas de la resistencia después de su ocupación
tomaría, al menos, cinco años.

Sin dar lugar a un debate adecuado en el Gabinete, el primer ministro
evitó llevar los acuerdos de El Cairo a votación y sólo se informó a
los ministros que Netanyahu decidió. El equipo del primer ministro
argumenta que el debate y la votación en el Gabinete no eran
legalmente necesarios.

El acuerdo formulado por Egipto propone que tras un mes de alto el
fuego las partes discutirán la desmilitarización de la Franja de Gaza,
tal como lo demanda Israel, y la construcción de un aeropuerto y un
puerto marítimo, como lo demandan los palestinos. Israel se
comprometió a abrir los pasos fronterizos y permitir la entrada de los
suministros necesarios para la reconstrucción, a extender la zona de
pesca de tres a 12 millas náuticas, y a remover la franja sobre los
límites con Israel, donde se prohíbe entrar a los campesinos palestinos.

Adicionalmente, se han cancelado las restricciones a las
transferencias de dinero a Gaza, de tal manera que se pueda pagar los
salarios de los empleados del Gobierno anterior, encabezado por Hamás.

Tony Blair, emisario del Cuarteto para Oriente Próximo y uno de los
firmantes en las negociaciones en El Cairo, ha declarado que ahora es
el momento de centrarse en la reconstrucción de Gaza a largo plazo
bajo el control de la Autoridad Palestina.

“Dicho plan permitiría una mejor vida para la población civil en Gaza
y la seguridad de los ciudadanos de Israel”, dijo el ex primer
ministro británico, sin darse cuenta de que las relaciones de fuerza
en la política palestina han cambiado. Muy poco le importa a la
población palestina la “seguridad de Israel”, y la única autoridad que
mantiene el presidente palestino es el haber sido parte de los
mediadores en El Cairo. No es de esperar que la población palestina
esté dispuesta a canjear lo que se consiguió con sacrificio en el
campo de batalla por un plato de lentejas.

La estrategia militar israelí asume que la presión militar sobre la
población civil llevará a ésta a demandar que los guerrilleros
entreguen sus armas. Por lo tanto, la población civil fue el principal
objetivo de los bombardeos israelíes llevando al ejército de Israel al
fracaso. De la misma manera, fracasarán los mediadores que no
comprendan que el pueblo palestino decidió marchar por su libertad,
soberanía e independencia.

viernes, 29 de agosto de 2014

¿Cómo se siente ser el hombre más odiado de Israel

 
 
A Gideon Levy le resulta imposible no preguntarse: “¿Cómo fue que un periodista – y no el más leído o el más distribuido del país – se volvió el objeto de tal rabia y odio?”

Por Gideon Levy | Haaretz, 17 de agosto de 2014

Fue hace cuatro años. El periódico británico The Independent publicó una entrevista titulada: “Gideon Levy, ¿es el hombre más odiado en Israel, o sólo el más heroico?” La pregunta carecía de fundamento – no era el más odiado, y desde luego tampoco el más heroico. En el verano del 2014 la respuesta sería más concisa – soy el más odiado, después sólo de Khaled Meshal. Es desagradable pero, para este punto, no es demasiado terrible. El narrador no debe convertirse en la historia; el periodista siempre es el medio, no el fin.
Sin embargo, es imposible ignorar la perturbadora pregunta: ¿Cómo fue que un periodista – y no el más leído o el más distribuido del país – se volvió el objeto de tal rabia y odio? ¿Cómo puede un espejito cuarteado, una pequeña linterna de bolsillo, evocar tanta furia? ¿Cómo es que una voz logró que tantos Israelíes, de izquierda y de derecha, del norte y del sur, perdieran así los estribos?
Sólo puede ser porque hasta el último de los incitadores son personas meticulosas. Aparentemente ellos también sienten que algo se les quema bajo los pies, bajo los tapetes de justificaciones y defensas que tendieron para sí mismos. Si no, ¿por qué están tan llenos de furia? ¿Y por qué ya no están seguros de tener la razón?
La verdad es que estoy muy orgulloso de lo que escribí en esta desdichada guerra y avergonzado de las respuestas – que revelaron más sobre la sociedad israelí que sobre cualquiera de las cosas que escribí. Es una sociedad que se niega a sí misma hasta la muerte, que huye de las noticias y se miente a sí misma en su propaganda y su odio.
Ninguna otra guerra me ha revuelto el estómago, cada día y a cada hora, como lo hizo esta. Las espeluznantes imágenes de Gaza me atormentaban. Los medios israelíes, los principales colaboradores voluntarios de esta guerra, casi no las mostraban. Pensé que era imposible no horrorizarse ante los crímenes en Gaza, que estaba bien expresar compasión por sus habitantes, que 2,200 personas asesinadas son un asunto indignante – independientemente de que sean palestinos o israelíes. Pensé que estaba bien sentirse avergonzado, que era necesario recordarnos a nosotros mismos que algunas personas son responsables de la brutalidad, y que esas personas no son sólo Hamas, sino, antes que nada, los israelíes, sus líderes, sus comandantes y hasta sus pilotos.
Para el israelí promedio, que se ha acostumbrado a culpar a los árabes y al mundo entero por todos los males de su país, era demasiado, ciertamente en tiempos de guerra. Pensé que era mi deber expresar mis opiniones y sentimientos en tiempo real, a la hora de la verdad. Sabía que no haría una gran diferencia, pero sentía que había que decir esas cosas. La absoluta mayoría de los israelíes pensaba otra cosa. Pensaban que es un pecado comparar la sangre de los israelíes con la de los palestinos. Que sentir consternación es traición, que la compasión es herejía y que asignar responsabilidades es un crimen imperdonable.
Bueno, queridos amigos, hace mucho que la historia probó que la mayoría indoctrinada no siempre tiene la razón; ciertamente no la tiene cuando le cae encima a una minoría ínfima con una agresividad tan feroz.
Llevo unos 30 años cubriendo la ocupación israelí. Posiblemente he visto más ocupación que ningún otro israelí (con la excepción de Amira Hass). Ese es mi pecado original. Eso es también lo que ha forjado, más que ninguna otra cosa, mi conciencia. He escuchado todas las mentiras, he visto las injusticias vigentes a quemarropa. Ahora alcanzaron, en esta maldita guerra, otro de sus innobles nadires. Es sobre eso que he escrito y lo que Haaretz ha reportado, volviéndose así otro blanco del odio. No era sólo nuestro derecho; era nuestra obligación profesional.
Las miradas maliciosas en la calle, las maldiciones y ataques, no han hecho mella alguna. Ni la harán. La derecha desalmada; el centro complaciente, indiferente, libre de dudas; incluso la siempre petulante dizque-izquierda, que declaró que yo estaba “arruinando a la izquierda”, se unieron todos en un sólo coro chillante, probando así que las diferencias entre ellos son menores de lo que parecían.
Demasiadas personas escribieron y hablaron, ad nauseam, sobre el derecho de paso de Israel, que es siempre absoluto, y sobre la víctima judía, que es la única víctima en el mundo. Yo quería decir también otra cosa – y la opinión de las mayorías se volvió casi frenética. Así que… que se enojen, que me odien, que me ataquen y me releguen – yo seguiré haciendo lo mío.

miércoles, 27 de agosto de 2014

Israel "educa" para la intolerancia

(tomado de La Jornada, 20 y 27 de agosto de 2014)

Publicado originalmente en La Jornada con el título: ¿Cómo se forman los niños y jóvenes en Israel?*
José Steinsleger

Cuando en 2000 el partido Likud (extrema derecha) llegó al Ministerio
de Educación, los niños, adolescentes y jóvenes de Israel empezaron a
recibir, progresivamente, una formación altamente distorsionada y
militarizada. Gobernaba entonces el primer ministro y criminal de
guerra Ariel Sharon, y el ministro Limor Lifnat quedó a cargo de la
revisión a fondo de todos los planes de educación y de enseñanza.



Siete años después, la gestión de las instituciones educativas de
Israel estaba en manos de funcionarios militares. Motti Saji, titular
del programa Tsafta, reconoció que en lugar de formar profesores
calificados, el propósito apuntaba a encontrar dirigentes militares
con habilidades especiales.

Simultáneamente, varios investigadores y pedagogos de las
universidades de Tel Aviv y Haifa se volcaban a investigar los nuevos
contenidos didácticos de los libros de texto. En Una cara fea en el
espejo, por ejemplo, el profesor Adir Cohen analizó exhaustivamente
mil 700 libros publicados después de 1967, tras la guerra de expansión
que los medios occidentales (y textos israelíes) llaman Guerra de los
seis días (1966). El estudio arrojó resultados radicalmente opuestos a
la tolerancia predicada en los cientos de museos que Israel tiene
montados en distintas capitales y ciudades del mundo (México entre ellas).

En 520 libros, Cohen descubrió descripciones humillantes y negativas
de los palestinos. Desglosados, 66 por ciento de los textos se
referían a los árabes como violentos, malvados (52), mentirosos (37),
codiciosos (31), falsos (28), traidores (27 por ciento). Asimismo, en
86 libros, el profesor encontró que se describe a los árabes como
homicidas (21 veces), sanguinarios (21), animales viciosos (17),
belicistas (17), asesinos (13), creyentes de mitos (9), joroba de
camello (dos veces).

Otro capítulo del estudio se basó en los resultados de cinco preguntas
del tipo ¿cómo reconoces a un árabe y te relacionas con ellos?,
realizadas a un grupo de niños en una escuela primaria de Haifa
(cuarto a sexto grado). Pues bien: 70 por ciento describió al árabe
como asesino, secuestrador, criminal, terrorista, 80 dijo que veía a
los árabes como sucios y con cara aterradora, y 90 por ciento afirmó
que los palestinos no tenían derecho alguno sobre la tierra de Israel
o Palestina.

Para la profesora de la Universidad de Tel Aviv Nurit Peled-Elhanan
(premio Sajarov para la Libertad de la Conciencia, Parlamento Europeo,
2001) “…las construcciones del mundo hechas a partir de los libros de
estudio, por tratarse de las primeras a sedimentarse en la mente de
los niños, son muy difíciles de ser erradicadas.

“Los palestinos –añade– nunca son presentados como seres humanos
normales. No hay en este material siquiera una fotografía de un
palestino que muestre el rostro. Tan sólo podemos verlos enmascarados
o en situaciones que representen amenazas para los judíos.”

Los programas distorsivos resultan más obligatorios en los colegios
palestinos de Jerusalén este. El director de la oficina de Educación,
Sameer Jibril, instó a las familias palestinas con niños en edad
escolar a estar atentas y conscientes, pues al menos en cinco escuelas
palestinas se les están cambiando por la fuerza los materiales por los
programas israelíes.

La ilegal municipalidad de Jerusalén –observó Jibril– ofreció aumentar
los salarios de los maestros y directores palestinos que acepten poner
en práctica los programas israelíes en sus escuelas. La propuesta
añadiría unos 2 mil shekels (550 dólares) de subsidio por alumno
matriculado. Los materiales muestran mapas modificados en los que
Israel incluye la ribera occidental con los nombres de Judea y
Samaria, además de Gaza y el Golán sirio ocupado.

En materia de historia, los programas hacen hincapié en el estudio de
la destrucción del templo de Salomón en la vieja ciudad de Jerusalén,
remarcando que la ciudad les pertenece como capital judía de Israel,
omitiendo, de paso, que por esa época Palestina y Jerusalén estaban
bajo la ocupación romana-hebrea, el templo fue demolido por los
romanos, y nunca existió un Estado de Israel antes de 1948.

De su lado, la profesora Nurit Peld-Elhanan denunció la circulación de
supuestos libros de texto escolares palestinos en los que se diaboliza
a los judíos. Pero estos materiales, asegura, son impresos en el
llamado Centro de Vigilancia sobre el impacto de la Paz (sic) de
Efrat, colonia ilegal de Cisjordania situada al sur de Jerusalén,
administrada por rabinos judíos de extrema derecha.

En 2013, los falsos programas fueron presentados en el Congreso de
Estados Unidos. Para lavar la afrenta, el Congreso entregó medio
millón de dólares por cada uno, y Hillary Clinton contrató al director
del Centro de Vigilancia, Yohanan Manor, como consejero personal.

Desde su más tierna infancia, los niños del enclave neocolonial
llamado Israel descubren que son los elegidos de Dios y que este
privilegio suscita la envidia, el odio antisemita y la persecución de
los otros, de los goyim (no judíos). Aprende que estos goyims son
meras almas animales encarnadas en cuerpos humanos, y que la tierra
prometida fue robada por ladrones paganos.

Sigrid Lehman, académica israelí, dice: “Nosotros, los judíos, estamos
predispuestos a recibir a un árabe como goyim; como europeos los
percibimos como un enemigo asiático, y como socialistas los percibimos
como representantes del peor tipo de retraso”.

El profesor Daniel Bar-Tal (Universidad de Tel Aviv) estudió 124
libros de texto de primaria, secundaria y de enseñanza superior de
gramática, literatura hebrea, historia, geografía y educación
ciudadana. Bar-Tal reconoce que los libros que en la actualidad
utiliza el sistema escolar israelí contienen una denigración menos
directa de los árabes, pero siguen empleando estereotipos negativos.

En hebreo y en árabe, los textos de primaria son racistas y crueles,
en tanto los de secundaria incluyen matices. Secciones que, por
ejemplo, muestran pláticas entre estudiantes árabes (así llaman a los
palestinos), elogiando el desarrollo sionista de las antiguas ciudades
palestinas, con el esplendor de las actuales urbes israelíes. Los
judíos son presentados como industriosos, valientes, decididos, y los
árabes como incapaces, apáticos, improductivos, fatalistas, poco
cultos, etcétera.

Los libros destinados a cerca de un millón de árabes israelíes (quinta
parte de la población) están en árabe. Pero han sido escritos y
publicados por el Ministerio de Educación sionista, donde los
palestinos no tienen influencia o acceso. “Los palestinos –agre­ga
Bar-Tal– desempeñan menos de uno por ciento de los trabajos en el
ministerio, sin contar a los profesores. No tienen cargos de
responsabilidad, y no hay palestinos incorporados en la preparación
del currículo en lengua árabe…”

El sistema de educación sionista glorifica el poder militar y la
guerra como un estilo de vida. Las escuelas organizan visitas a las
bases militares donde los niños y jóvenes se familiarizan con todo
tipo de armas, se trepan a los tanques Merkava para tomarse
fotografías con soldados y familiares, y asisten a entrenamientos con
munición real.

Como tareas escolares, los niños escriben cartas y tarjetas de
felicitación a los soldados, dándoles las gracias por matar a los
enemigos del pueblo elegido de Dios. A su vez, generales, oficiales y
soldados visitan regularmente las escuelas para dar conferencias sobre
la guerra, el invicto ejército israelí y las atrocidades de las
violaciones a los derechos humanos, para que los alumnos se vuelvan
insensibles.

En las colonias ilegales de Cis­jordania y Jerusalén este, el sistema
resulta más desquiciante aún, pues la educación se desenvuelve en una
atmósfera de terrorismo puro. Allí, los niños y adolescentes aprenden
que el servicio militar es el más importante deber religioso al que
aspira cada israelí, y en las escuelas se describe a los criminales de
guerra como santos.

Financiadas por el Tsahal (Fuer­zas de Defensa, sic) y administradas
por rabinos, el extremismo religioso y militar en instituciones como
Yshovotl Hahsadir, los rabinos Eli Elbaz de Jerusalén este, o Eliaqhu
Reskin, de la colonia Efrat (cerca de Belén), se mofan de los intentos
de diálogo interconfesional entre rabinos y sacerdotes cristianos.

Un estudio de la Universidad de Bar-Ilan, en la colonia de Ramat Gan,
reveló que 99 por ciento de los alumnos y 90 por ciento de los
religiosos ortodoxos ignorarían las leyes laicas israelíes y seguirían
los decretos de sus rabinos en caso de que éstos contradijeran las
leyes laicas (Hertzlia Center, 2006).

Jamal Atamneh, coordinador del Comité de Eduación Árabe de Haifa,
observa que cuando los libros de texto tratan asuntos como paz y
coexistencia, “…es para enseñarnos cómo llevarse bien con los judíos”.
Por otro lado, añade, “…no existen universidades en lengua árabe. La
Universidad de Haifa ha mantenido un porcentaje de 20 por ciento de
estudiantes árabes, cuando la población palestina en el norte ha
crecido a más de 50 por ciento (desde 1948)”.

Atamneh sostiene: “…Nunca se conceden becas importantes a ningún
árabe: no hay dormitorios para árabes ni trabajos relacionados con la
facultad o programas de ayuda financiera. Los israelíes justifican
esta discriminación legal con el hecho de que los árabes no sirven en
el ejército”.

Hace unos años, el joven estudiante Daniel Banvolegyi contó que un
chico se había enfadado con él por algo que había leído o discutido en
la escuela, y que le dieron ganas de matar al primer árabe que viera.
De sus compañeros de clase, Daniel dijo: se mueren de ganas de entrar
en combate y matar árabes.

* Texto elaborado con los escritos del catedrático palestino Elías
Akleh y la periodista Maureen Meehan (traducción de Beatris Morales
Bastos, Rebelión, 20/7 y 20/11/07), Suahil Hani Daher Akel (ex
embajador de Palestina en Argentina) y Nurit Peled-Elhanan
(Universidad de Tel Aviv), premio Sajarov por la libertad de
conciencia (Parlamento Europeo, 2001), y autora de Palestine in
israeli school books: ideology and propaganda in education (2012

miércoles, 13 de agosto de 2014

Preparar la próxima guerra antes de que se enfríen las armas





 Meir Margalit · · · · Agosto 10 del 2014


El encabezamiento de un articulo publicado en el Jerusalem Post del pasado 3 de agosto, dias antes de concertado el cese de fuego, firmado por Eric Mandel, me ha dejado atónito, pasmado. Su título dice así: "Lessons to learn before the next war"(”Lecciones para la próxima guerra). La guerra continuaba, los tanques seguian haciendo estragos, gente de ambos bandos continuaban muriendo y matandose mutuamente, pero el redactor de esta nota, hombre sin duda precoz y clarividente, ya se apresura a hacer balance y a extraer las conclusiones necesarias a fin de preparar al pais para la guerra que se avecina, esta vez contra las milicias de Hizbollah en el Libano.

Consciente que el arsenal de Hizbollah contiene 100.000 misiles de mayor precision que los disparados por Hamas y, a sabiendas que la próxima guerra cobrará muchas mas vidas que la actual, este señor de la guerra no hace un llamado a prevenirla, a evitar mayor derramamiento de sangre, sino por el contrario, incita al gobierno a comenzar inmediatamente a pulir las espadas, planificar detalladamente los proximos ataques, preparar minuciosamente la defensa civil, organizar más eficazmente los medios de destruccion masiva.


Esta nota delirante no deberia preocuparame demasiado, si no reflejara fehacientemente la opinión pública israelí y revelara la linea política predominante en el actual gobierno israelí. Cada guerra es el prolegómeno de la proxima refriega, cada batalla es el ensayo general de la próxima contienda, aquella que ya se está gestando y será mas sangrienta que la anterior. Este es el producto de un pais incapaz de solucionar sus conflictos fuera del uso de la fuerza. Un pais cuyo abanico de opciones para encarar las relaciones con sus vecinos va del uso de la fuerza bruta hasta el uso de la fuerza feroz.

 En su mundo conceptual no hay espacio para la negociación, no existen las vias pacíficas, desconoce otra opción que no sea militar. Se trata de un tipo de incapacidad psicologica, de atrofia mental, que retiene a sus lideres anquilosados en la fase bélica de su historia. Parecería que Israel no puede prescindir de ningún enemigo de turno, y necesita siempre de alguna batalla para sentirse realizado. Esta estrechez mental es producto del peso excesivo del ejercito en la sociedad israeli, una institucion que obviamente desconoce otra lengua que no sea miltar, cuya mirada es tan angosta como el angulo de la mira telescópica de sus rifles y que nunca, nunca, se sentirá saciado, porque toda contienda que emprenda, concluira con la sensacion de que necesitaba unos días más para destrozar al enemigo y que de no ser por la incapacidad del gobierno de soportar la presion internacional, la batalla hubiera concluido con un gran triunfo.

"Frustración"- así define un general el sabor con el que ha finalizado la contienda- ¡"sensación de que hemos echado por la borda una oportunidad"! Que triste saber que depositamos la vida de nuestros hijos en sus manos. La historia de Israel se ha convertido en una sucesion fatal de guerras, en un déjà vuperverso, morboso. Muchos dirán que desde siempre así ha sido la historia del pueblo judio, de pogrom en pogrom, pero ese fue precisamente el motivo por el cual surgió el movimiento sionista: para romper esa cadena de penurias y sufrimientos. Desde esa perspectiva, la historia de Israel es la prueba del fracaso sionista.

A 66 años de la Nakba, tal vez ese sea el gran logro de la resistencia palestina: la transformación de Israel en un dantesco campo de batalla cuyos habitantes estan condenados a luchar incesántemente, dónde la vida no es mas que un factor circunstancial, en constante peligro de muerte. Obviamente, de esta forma no es posible mantener un pais a largo plazo: a este ritmo, el pais se desgasta solo, se va consumiendo día a día.

Lo que los paises árabes no han conseguido en el campo de batalla, lo hemos logrado los israelíes con nuestras propias manos en el campo social. Esta estructura mental es el peligro mas serio que enfrenta israel. Este es el area en la que el pacifismo israelí debe concentrar su labor. Esta es la prueba contundente de cuan imperiosamente necesaria es nuestra labor.


Meir Margalit es miembro del Consejo editorial de Sin Permiso, residente en Jerusalem y un activo militante del campo por la paz israelí.

Nota del editor: Contra el antisemitismo la mejor defensa que tenemos los judíos es pedir que Israel deje de usarnos como pretexto, pues como dice el refran mexicano, aunque somos del mismo barro no da lo mismo bacín que jarro.

lunes, 11 de agosto de 2014

Historiador israelí propone bloqueo económico a Israel

Traducción de Enrique García

Ilan Pappé, nació en Haifa, es el más conocido de los “nuevos
historiadores” israelíes, fue expulsado de las universidades de su
país luego de 2008. Autor, entre otros de La limpieza étnica de
Palestina (2006). Actualmente enseña en la Universidad de Exeter, en
el Reino Unido, visitó recientemente Sudáfrica para impulsar la
campaña internacional de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS).
Ofreció esta entrevista al periodista del semanario Mail and Guardian,
Shaun de Waal.

--Usted caracteriza a Israel como un estado-colono y establece una
diferencia entre el colonialismo y el estado-colono. Básicamente, en
el estado-colono, el colono no tiene una casa de origen a la que pueda
volver ¿no? Esto es lo que nosotros, los sudafricanos, hemos llamado
"colonialismo de tipo especial". ?

¡Sí! El primer sionismo utiliza la palabra "colonialismo" para
describir lo que el sionismo quería, porque la imagen de colonialismo
en el siglo XIX era muy buena. Estaban orgullosos de calificar al
sionismo como un proyecto colonial de éxito.

Luego, en la década de 1930, y después de la fundación del Estado de
Israel, se encontraron con que la imagen del colonialismo había cambiado.

Los primeros estudiosos del sionismo inventaron una nueva palabra - ni
siquiera puedo pronunciarla, una especie de corrupción ortográfica de
"colonización" en hebreo - para demostrar que este proyecto era único.

El sionismo comenzó a hablar en su lugar del retorno a una antigua
patria, de la redención de una tierra vacía. Esto significaba que no
podía describir al movimiento anticolonialista palestino como tal,
sino más bien como unos terroristas que trataban de destruir un estado
democrático moderno.

-Israel y sus partidarios usan el argumento de que Israel es un
ejemplo de democracia: el único estado democrático en la región. ?

Hay dos Israel: - el Israel no ocupado, que es una democracia, y luego
está el Israel con ocupación temporal. Es como si Israel dijera: "No
se puede juzgarnos por la ocupación, porque es temporal." ¡Pero la
ocupación tiene lugar desde 1967! Y, por supuesto, los árabes en
Israel estaban sometidos a un régimen militar hasta 1967 que después
se extendió a los territorios ocupados.

Israel escapa a cualquier definición de una sociedad democrática,
especialmente por su actitud hacia los pueblos indígenas. Este
argumento de que es una democracia no funcionó en el caso de la
Sudáfrica del apartheid ¿por qué debería funcionar en el caso de Israel?

Hubo un momento de la primavera árabe, cuando parecía muy prometedora,
muy democrática, que fue muy preocupante para Israel, como se reflejó
en los medios de comunicación israelíes. La posibilidad de que pudiera
haber una democracia alternativa o una verdadera democracia en el
Medio Oriente parecía sacudir el fundamento estratégico del Estado de Israel.

-Israel también señala que Hamas, que es el partido gobernante en
Gaza, establece en su programa que quiere acabar con el estado de
Israel. Esta es una poderosa arma ideológica que permite a los
sionistas movilizar en apoyo a Israel, porque pueden acusar a Hamas de
querer otro Holocausto. ?

Sí, lo veo. Pero no se puede utilizar los derechos humanos para juzgar
a los movimientos anticolonialistas en el apogeo de sus luchas contra
el colonialismo. Hamas es una reacción palestina determinada en un
momento histórico específico. No puedo ir a la población de Gaza,
estrangulada por parte Israel, y decirles que dejen de lanzar cohetes
contra Israel, que se dejen matar en Gaza. Necesito tener una
conversación seria con ellos, en un ambiente que les permita ver las
distintas opciones.

Por eso el movimiento BDS es tan importante. Tienes que darle a la
gente una opción. Como a menudo digo a mis amigos que proponen
acciones más radicales contra Israel, 100.000 misiles lanzados desde
Gaza no tendrían el mismo efecto que un solo gobierno en el mundo esté
dispuesto a romper relaciones con Israel.

Esto sería mucho más eficaz y sería no-violenta. Se nos permitiría
construir algo nuevo, sin el legado de fondo de la violencia. Yo les
digo a mis amigos palestinos: la era del nacionalismo ha terminado.
Tenemos que impulsar la movilización entorno a los derechos humanos.

El gobierno israelí no celebró reuniones de emergencia sobre la
ocupación durante muchos años: hasta que el movimiento BDS comenzó a
tener algunos éxitos. Y esta es la razón por la que la reacción del
gobierno de Sudáfrica ante la última crisis en Gaza ha sido tan
decepcionante. Por lo menos podría haber pedido la retirada del
embajador de Israel.

El fundador de Hamas, que fue asesinado por Israel, dijo que si su
opresor hubiera sido musulmán o árabe, o incluso palestino, hubiera
resistido de la misma manera.

El programa de Fatah solía decir que los judíos que llegaron después
de 1918 debían volver a sus países de origen. Pero en el momento en
que Fatah pensó que había una posibilidad de diálogo, cuando Oslo,
admitió que esto era absurdo. Dijeron que ni siquiera exigen que los
rusos vuelvan a casa, los rusos que llegaron ayer.

Yo no soy partidario de Hamas, pero necesitamos un largo diálogo entre
personas de diferentes religiones y orígenes, porque, al final nos
encontraremos con un estado dialógico. Estoy deseando empezar este
viaje con mis amigos musulmanes.

-Y ¿qué decir de la reciente iniciativa estadounidense encabezada por
el secretario de Estado, John Kerry? ?

La solución de los dos estados está muerta desde hace años. El cuerpo
está en la morgue. De vez en cuando aparece un secretario de estado
estadounidense entusiasta que saca el cadáver de la morgue y hace como
que lo resucita y finge que está vivo. Pero cuando deja de  funcionar,
devuelve el cadáver a la morgue. Yo creo que deberíamos enterrarlo ya.

No creo que todavía sepamos cómo podríamos desarrollar un nuevo estado
de Israel-Palestina, pero ni siquiera puedo empezar este diálogo si
todo el mundo está cautivo de un falso paradigma.

La solución de los dos estados reduce lo que sería Palestina al 20%
del territorio. No se puede decir que Palestina es sólo Cisjordania y
Gaza. Y no se puede reducir el pueblo palestino a la población de Gaza
y Cisjordania. Si no se va a abordar el problema de 5,5 millones de
refugiados, sea como sea, la solución de los dos estados será pura entelequia.

Las élites políticas son mucho más criaturas de la inercia de lo que
admiten. Un cambio de paradigma requiere estudio y aprendizaje, y son
perezosas. Significa poner en riesgo su popularidad. Implica una gran
incertidumbre.

Necesitamos este cambio de paradigma, y tenemos que preparar el
terreno para ese momento.

viernes, 8 de agosto de 2014

Condena judía de sobrevivientes del holocausto y sus descendientes

Como sobrevivientes judíos y descendientes de los sobrevivientes del
genocidio nazi condenamos inequívocamente la masacre de palestinos en
Gaza, la ocupación actual y la colonización de la Palestina histórica.
 
Nosotros, además, condenamos a los Estados Unidos por proveer apoyo
financiero a Israel para el ataque  y a los estados occidentales por
usar su fuerza diplomática para proteger a Israel de las condenas. El
Genocidio comienza con el silencio del mundo.
 
Estamos alarmados por la deshumanización extrema y racista de los
palestinos en la sociedad israelí, que ha alcanzado un punto
culminante. En Israel, los políticos y los expertos del Times de
Israel y The Jerusalem Post han pedido abiertamente el genocidio de
los Palestinos y derechistas israelíes están adoptando insignias Neo-Nazi.
 
Además, estamos asqueados e indignados por el abuso de Elie Wiesel de
nuestra historia en estas páginas para promover flagrantes falsedades
para justificar lo injustificable: el intento de Israel para destruir
a Gaza y el asesinato de casi 2.000 palestinos, entre ellos cientos de
niños. Nada puede justificar el bombardeo de refugios de la ONU,
casas, hospitales y universidades. Nada puede justificar privar a la
gente de electricidad y agua.
 
Debemos levantar nuestras voces colectivas y usar nuestro poder
colectivo para poner fin a todas las formas de racismo, incluyendo el
actual genocidio del pueblo Palestino. Llamamos al fin inmediato del
asedio y bloqueo de Gaza. Llamamos para un boicot económico, cultural
y académico de Israel. "Nunca más" debe significar ¡NUNCA MAS PARA CUALQUIERA!
 
Firman,
 
Hajo Meyer, sobreviviente de Auschwitz, Los Países Bajos.


Henri Wajnblum, sobreviviente y el hijo de la víctima del genocidio
Nazi, Francia.

Renate Bridenthal, niño refugiado de Hitler, nieta de víctima de
Auschwitz, Estados Unidos.

Marianka Ehrlich Ross, sobreviviente de la limpieza étnica Nazi en
Viena, Austria. Ahora vive en Estados Unidos.

Annette Herskovits, sobrevivió en la clandestinidad en Francia y su
hija de padres que fueron asesinados en Auschwitz, vive en Estados Unidos.

Irena Klepfisz, sobreviviente de niños del Gueto de Varsovia. Ahora
vive en Estados Unidos.

Karen Pomer, nieta del miembro de la resistencia holandesa y
sobreviviente de Bergen Belsen. Ahora vive en los Estados Unidos.

Hedy Epstein, sobreviviente enviada a Inglaterra en "Kindertransport",
los padres y miembros de la familia murieron en Auschwitz, sólo su
abuelo sobrevivió. Ahora vive en Estados Unidos.

Lillian Rosengarten, sobreviviente del Nazi del Holocausto, vive en
Estados Unidos.

Suzanne Weiss, sobreviviente de niño en "Kindertransport", Francia.
Ahora vive en Canadá.

H. Richard Leuchtag, sobreviviente, vive en Estados Unidos.
Ervin Somogyi, sobreviviente e hija de sobrevivientes, vive en Estados Unidos.
Liliana Kaczerginski, hija del combatiente de la resistencia de Gueto
de Vilna, vive en Francia.

Meyer Jean Claude, hijo de Marcel, disparado como rehén por los Nazis,
cuya hermana y padres murieron en Auschwitz. Ahora vive en Francia.
Chava Finkler, hija de sobrevivientes del campo de trabajo
Starachovice, Polonia. Ahora vive en Canadá.

Micah Bazant, hijo de un sobreviviente del genocidio Nazi, vive en
Estados Unidos.

Sylvia Schwartz, hija y nieta de sobrevivientes del genocidio Nazi,
vive en Estados Unidos.

Margot Goldstein, hija y nieta de sobrevivientes del genocidio Nazi,
vive en Estados Unidos.

Ellen Schwarz Wasfi, hija de sobrevivientes en Viena, Austria. Ahora
vive en Estados Unidos.

Lisa Kosowski, hija del sobreviviente y nieta de las víctimas de
Auschwitz, vive en Estados Unidos.

Daniel Strum, hijo de un refugiado procedente de Viena, que, con sus
padres se vieron obligados a huir en 1939, sus abuelos maternos fueron
perdidos, vive en Estados Unidos.

Bruce Ballin, hijo de sobrevivientes, algunos familiares de los padres
murieron en campos, un pariente decapitado por estar en el grupo de
resistencia Baum, vive en Estados Unidos.

Rachel Duell, hija de sobrevivientes procedentes de Alemania y
Polonia, Estados Unidos.

Raphael Cohen, nieto de sobrevivientes judíos del genocidio Nazi, vive
en Estados Unidos.

Emma Rubin, nieta de un sobreviviente del genocidio Nazi, vive en
Estados Unidos.
Alex Safron, nieto de un sobreviviente del genocidio Nazi, vive en
Estados Unidos.

Danielle Feris, nieto de una abuela polaca cuya familia murió en el
Holocausto nazi, vive en Estados Unidos.

Jesse Strauss, nieto de polacos sobrevivientes del genocidio Nazi,
vive en Estados Unidos.

Anna Baltzer, nieta de sobrevivientes del genocidio Nazi, miembros de
la familia perecieron en Auschwitz (grand-sobrina de miembros de la
resistencia belga), vive en Estados Unidos.

Abigail Harms, nieta de superviviente del Holocausto, Austria. Vive en
Estados Unidos.

Tessa Strauss, nieta de sobrevivientes judíos del genocidio Nazi, vive
en Estados Unidos.

Caroline Picker, nieta de sobrevivientes del genocidio Nazi, vive en
Estados Unidos.

Amalle Dublon, nieto y bisnieto de sobrevivientes del Holocausto Nazi,
vive en Estados Unidos.

Antonie Kaufmann Churg, tercer primo de Ann Frank y nieta de
supervivientes, vive en Estados Unidos.

Aliza Shvarts, nieta de supervivientes, vive en Estados Unidos.

Linda Mamoun, nieta de supervivientes, vive en Estados Unidos.

Ted Auerbach, nieto del sobreviviente cuya familia murieron en el
Holocausto, vive en los Estados Unidos.

Bob Wilson, nieto de un sobreviviente, vive en Estados Unidos.

Abby Okrent, nieta de sobrevivientes de Aushwitz, Dachau, Stuttgart y
el gueto de Lodz.

Natalie Rothman, bisnieta de las víctimas del Holocausto en Varsovia.
Ahora vive en Canadá.

Yotam Amit, bisnieto del judío polaco que huyó de Polonia, vive en
Estados Unidos.

Daniel Boyarin, bisnieto de víctimas del genocidio Nazi, vive en
Estados Unidos.

Terri Ginsberg, sobrina de un sobreviviente del genocidio Nazi, vive
en Estados Unidos.

Nathan Pollack, pariente de los supervivientes del Holocausto y las
víctimas, vive en Estados Unidos.

Marcy Winograd y Jackie Hirtz, familiares de las víctimas del
Holocausto, vive en los Estados Unidos.
 

miércoles, 6 de agosto de 2014

Del Discurso del Odio en Israel

(tomado de La Jornada, miercoles, 6 de agosto de 2014
http://www.jornada.unam.mx/2014/08/06/opinion/021a1pol )
 
Del discurso del odio en Israel
José Steinsleger 
 
 
 
 
 
Hace unos días, en un diario de México, leí un sugerente artículo
suscrito por el kapo de la conocida franquicia de irresponsabilidad
cultural ilimitada, Vargas Llosa & asociados. El texto se llama El
discurso del odio, que en su primer párrafo dice:
 
“Sorprende y entristece el avance del discurso del odio. Su radical
intolerancia frente al otro, frente a lo otro, es característica de
los fanatismos de la identidad, ya sea religiosa, racial, nacional,
ideológica. Pero su hábitat preferido no es la fe sino la mala fe. Sus
armas son conocidas, y pueden ser letales…”
 
¿Cómo disentir de tan atinadas palabras? ¿Cómo no situarlas en el polo
opuesto del decreto religioso emitido por el rabino Dov Liot, conocido
por su apoyo a Baruch Goldstein, quien mató a 29 fieles musulmanes en
una mezquita de Hebrón (1994), y el asesinato, un año después, del
primer ministro sionista Isaac Rabin?
 
Liot vive en el asentamiento ilegal de Kiryat Arba (Cisjordania),
donde dijo que, con base en la religión judía, era lícito matar
civiles inocentes y destruir Gaza. Añadió: no hace falta cerciorarse
de que las personas atacadas son combatientes o civiles... cualquier
tipo de charla sobre humanismo y consideraciones humanitarias es discutible.
 
En Israel, Liot tiene muchos seguidores, no necesariamente religiosos.
Por ejemplo, la joven y bellísima diputada Ayelet Shaked, del Partido
Hogar Judío, escribió el 7 de julio pasado en Facebook: “… la sangre
de los palestinos debe estar en nuestras manos”. Y que esto también se
aplica a “las madres de los muertos terroristas que crían serpientes…”
 
Días después, el reportero danés Alian Sorensen cargó en Twitter las
imágenes de ciudadanos israelíes en una colina aledaña a la ciudad de
Sderot (vecina a Gaza), animando los bombardeos de precisión desde
sillas de plástico, y comiendo palomitas de maíz. Imágenes que ya
habían sido documentadas en un reportaje de Dinamarca TV2 durante la
operación Plomo Endurecido (2009).
 
¿Estaba entre ellos el reconocido académico Mordechai Kedar, de la
Universidad de Bar Ilan (Tel Aviv)? En un programa de radio, Kedar
declaró que “…lo único que prevendría un ataque suicida es que
supieran (los terroristas) que, de ser atrapados, su hermana o su
madre serán violadas”. Pero como Israel es la única democracia de
Oriente Medio, el entrevistador Yossi Hadar disintió del profesor:
“Suena mal –dijo–; no podemos tomar ese tipo de medidas”.
 
Kedar, sin embargo, sabía de lo que hablaba. Pues no es cosa que de
buenas a primeras cualquiera cuestione la excelencia académica de un
catedrático especializado en literatura árabe, que estuvo trabajando
25 años para la inteligencia militar de su país, especializado en
grupos islámicos.
 
Desde el frente de combate, lejano de los debates serios y profundos,
el soldado David Ovadia presumió, mediante Instagram, de haber
asesinado a 13 niños palestinos. Hoy he matado a 13 niños. ¿Será
verdad? Ah… ¡estos muchachos! ¿No habrán sido tres o menos de cinco?
 
Para evitar el discurso del odio, el periodista serio y responsable
debe cotejar sus fuentes, y no basarse, como dice el autor del
artículo referido, “…en testimonios aislados, unilaterales (y hasta
anónimos) sin respetar la máxima fundamental del derecho: la carga de
la prueba recae en el acusador, no en el acusado”.
 
Idem…atinado. Por consiguiente, sería calumnioso asegurar que todos
los judíos del Estado terrorista de Israel coinciden con sus
gobernantes. Porque el Instituto por la Democracia de la Universidad
de Tel Aviv y un sondeo del Canal 10 revelaron que sólo 85 por ciento
están satisfechos o muy satisfechos con el liderazgo de Benjamin Netanyahu.
 
Naturalmente, en la única democracia de Medio Oriente también hay
lugar para las discrepancias. El Ejército y el gobierno, por ejemplo,
discuten sobre la necesidad de prolongar la invasión, y el ministro de
Relaciones Exteriores, Avigdor Lieberman, acusó a Netanyahu de titubeante.
 
No hay, en suma, que guiarse por los chismes que circulan en la web,
como los del portavoz de la policía israelí, Micky Rosenfeld, quien en
una entrevista con la cadena británica BBC afirmó que “…no existe
vínculo alguno entre Hamas y el asesinato de los tres jóvenes colonos
israelíes” (o sea, el pretexto para de­satar el nuevo capítulo en
cámara lenta del holocausto palestino).
 
Lo importante es orientarse (eso sí, sin estridencia) por medios como
The Times of Israel, que informó de la recuperación de una lechuza
herida por el fuego de Hamas. ¡Pinches fanáticos islamitas! En su
edición del 25 de julio, el diario relata la hazaña de Ben, estudiante
de veterinaria, que encontró el ave herida y la llevó al zoológico
“…cuando disminuyó el fuego de cohetes de Gaza”. Ben está indignado:
¡la lechuza perdió un ojo y tiene el pico roto!
 
Y en medio de tanto discurso del odio, Jesse Rosenfeld (periodista del
sitio DailyBeast.com), entrevistó en Gaza a la niña Yasmine al Attar,
habitante de Gaza, de 10 años.
 
–¿Qué quieres ser de grande?
 
–No sé si viviré.
 

martes, 5 de agosto de 2014

Carta de Eduardo Moshes sobre el genocidio perpetrado por Israel



Coincido con la información relacionada sobre el grupo de cine israelí palestino, y del grupo de padres y madres palestino-israelí que perdieron hijos y que buscan espacios de diálogo y comprensión a partir de la desgracia y la tragedia. Existen también otros grupos que se enfrentan al pensar generalizado abiertamente antiárabe; pero de acuerdo con encuestas realizadas, 86 por ciento de la población judía en Israel se expresa en favor de la continuación de las acciones militares contra la población civil en Gaza.

No coincido con el concepto vertido de que la resistencia palestina ha sido secuestrada por el radicalismo islámico, que se halla en conflicto con las autoridades civiles palestinas... El concepto de secuestro es sumamente inexacto, pues justamente días antes del inicio de la genocida acción militar contra la población en Gaza se había logrado un acuerdo político entre la Autoridad Palestina y Hamas por un gobierno de unidad nacional. Este acuerdo fue abiertamente rechazado por el gobierno israelí. La pregunta es: ¿habrá sido la no aceptación de este acuerdo un causal político más para desencadenar los ataques israelíes? Los bombardeos y la invasión israelí por tierra transforman a Hamas en un sector de resistencia frente al invasor colonial, guste o no su radicalismo islámico.

El problema reside en un proyecto colonial de expansión territorial y limpieza étnica que se ha realizado desde los años 30 del siglo pasado, tanto por las viejas élites políticas europeas como por las de las nacidas en Israel. Un posible acercamiento a conversaciones de paz podría ser el fin del bloqueo israelí a la franja de Gaza y el desmantelamiento de las colonias judías en Palestina. Eso sería una excelente muestra de interés en la paz y no en territorios.

Eduardo Mosches

Joven judía intenta intimidar al Dr. Norman Finkelstein


domingo, 3 de agosto de 2014

Pesadilla en Gaza



Noam Chomsky *



Entre todos los horrores desplegados en la más reciente ofensiva
israelí en Gaza, el objetivo de Tel Aviv es simple: volver, a la chita
callando, a la norma.

En Cisjordania, la norma es que Israel continúe su construcción ilegal
de colonias e infraestructura para poder integrar a su territorio
cualquier cosa que pueda ser de valor, mientras confina a los
palestinos en cantones inviables y los sujeta a represión y violencia.

En Gaza, la norma es una existencia miserable bajo un sitio cruel y
destructivo, que Israel administra para permitir apenas la
subsistencia, pero nada más.

La más reciente escalada israelí fue disparada por el brutal asesinato
de tres muchachos de una comunidad de colonos en Cisjordania ocupada.
Un mes antes, dos chicos palestinos fueron muertos a tiros en la
ciudad de Ramalá, en esa misma zona. Ese hecho despertó poca atención,
lo cual es entendible, puesto que es rutina.

“El desdén institucionalizado por la vida de los palestinos en
Cisjordania explica no sólo por qué recurren a la violencia –escribe
Mouin Rabbani, analista de Medio Oriente–, sino también el más
reciente ataque israelí a la franja de Gaza.”

En una entrevista, el defensor de derechos humanos Raji Sourani, que
ha permanecido en Gaza durante los años de brutalidad y terror
israelí, señaló: “La frase que con más frecuencia escuchaba cuando la
gente empezaba a hablar de un cese el fuego era: ‘todos dicen que es
mejor para nosotros morir y no regresar a la situación que teníamos
antes de esta guerra. No queremos eso de nuevo. No tenemos dignidad ni
orgullo; sólo somos blancos fáciles, y muy baratos. Si la situación no
mejora en verdad, es mejor morir’. Hablo de intelectuales, académicos,
personas comunes y corrientes. Todos lo dicen”.

En enero de 2006, los palestinos cometieron un crimen grave: votaron
por quien no debían en una elección libre cuidadosamente vigilada, y
entregaron el control del parlamento a Hamas.

Los medios proclaman constantemente que Hamas está dedicado a la
destrucción de Israel. En realidad, los líderes de Hamas han dejado en
claro en repetidas ocasiones que aceptarían una solución de dos
estados, de conformidad con el consenso internacional que ha sido
bloqueado por Estados Unidos e Israel durante 40 años.

En contraste, Israel, fuera de unas cuantas palabras vanas, está
dedicado a la destrucción de Palestina, y se aplica en ese cometido.

El crimen de los palestinos en enero de 2006 fue castigado de
inmediato. Estados Unidos e Israel, con la vergonzosa adhesión de
Europa, impusieron severas sanciones a la población errante e Israel
incrementó su violencia.

Rápidamente, Estados Unidos e Israel empezaron planes para un golpe
militar que derrocara al gobierno electo. Cuando Hamas tuvo el descaro
de revelar los planes, los ataques israelíes y el sitio se volvieron
mucho más severos.

No debería haber necesidad de revisar el deplorable historial de lo
ocurrido desde entonces. El sitio implacable y los salvajes ataques
son acentuados por episodios de cortar el césped, para tomar prestada
la alegre expresión con que designa Israel sus periódicos ejercicios
de tirotear a los peces en el estanque como parte de lo que llama
guerra de defensa.

Una vez que cortan el césped y los desesperados pobladores buscan
reconstruir algo después de la devastación y los asesinatos, se
acuerda un cese del fuego. El más reciente se estableció después del
asalto israelí de octubre de 2012, llamada operación Pilar de Defensa.

Aunque Israel mantuvo el sitio, Hamas observó la tregua, como concede
Tel Aviv. Las cosas cambiaron en abril de este año, cuando Fatah y
Hamas forjaron un acuerdo de unidad que instauró un nuevo gobierno de
tecnócratas, sin afiliación a ninguno de los dos partidos.
Naturalmente, Israel estaba furioso, y más aún cuando hasta el
gobierno de Obama se unió a Occidente en indicar aprobación. El
acuerdo de unidad no sólo socava la aseveración de Israel de que no
puede negociar con una Palestina dividida, sino también amenaza el
objetivo de largo plazo de separar Gaza de Cisjordania y proseguir sus
políticas destructivas en ambas regiones.

Algo tenía que hacerse, y la ocasión se presentó el 12 de junio,
cuando los tres jóvenes israelíes fueron asesinados en Cisjordania. En
un principio el gobierno de Netanyahu sabía que estaban muertos, pero
fingió que lo ignoraba, lo cual dio la oportunidad de lanzar una
incursión en Cisjordania, con Hamas por objetivo.

El primer ministro Benjamin Netanyahu afirmó tener cierto conocimiento
de que Hamas era el culpable. También resultó mentira.

Una de las principales autoridades sobre Hamas, Shlomi Eldar, informó
casi de inmediato que muy probablemente los asesinos procedían de un
clan disidente de Hebrón que desde hace mucho tiempo ha sido una
espina en el costado de Hamas. Eldar añadió: Estoy seguro de que no
recibieron luz verde de la dirigencia de Hamas; sólo les pareció que
era momento de actuar.

Sin embargo, la escalada de 18 días después del secuestro logró minar
el temido gobierno de unidad, e incrementó drásticamente la represión
israelí. Israel también llevó a cabo docenas de ataques en Gaza, y el
7 de julio dio muerte a cinco miembros de Hamas.

Al final Hamas reaccionó disparando sus primeros cohetes en 19 meses,
lo cual dio pretexto a Israel para lanzar su operación Borde Protector
el 8 de julio.

Al 31 de julio se había dado muerte a unos mil 400 palestinos, en su
mayoría civiles, entre ellos cientos de mujeres y niños. Y a tres
civiles israelíes. Grandes áreas de Gaza habían quedado reducidas a
escombros. Cuatro hospitales habían sido atacados; cada ataque fue un
crimen de guerra más.

Funcionarios israelíes exaltan la humanidad del que llaman el ejército
más ético del mundo, que informa a los habitantes de que sus hogares
serán bombardeados, práctica que es sadismo disfrazado santurronamente
de piedad, en palabras de la periodista israelí Amira Hass: Un mensaje
grabado demanda a cientos de miles de personas que dejen sus hogares
ya elegidos como blancos, por otro lugar igualmente peligroso ubicado
a 10 kilómetros de distancia.

De hecho, no hay lugar en la prisión de Gaza que esté a buen resguardo
del sadismo israelí, que puede incluso exceder los terribles crímenes
de la operación Plomo Fundido de 2008-09. Las terribles revelaciones
suscitaron la reacción acostumbrada del presidente más moral del
mundo, Barack Obama: gran simpatía por los israelíes, acerba condena
de Hamas y llamados a la moderación a ambas partes.

Cuando los ataques actuales se detengan, Israel espera quedar libre
para continuar sin interferencia sus políticas criminales en los
territorios ocupados, con el apoyo estadunidense que ha disfrutado en
el pasado. Y los pobladores de Gaza quedarán en libertad de regresar a
la norma en su prisión gobernada por Israel, en tanto en Cisjordania
los palestinos podrán observar en paz cómo Israel desmantela lo que
quede de sus posesiones.

Tal es el desenlace probable si Estados Unidos mantiene su apoyo
decisivo y virtualmente unilateral a los crímenes israelíes y su
rechazo al consenso internacional que desde hace tanto tiempo existe
en torno a un acuerdo diplomático.

Pero el futuro sería muy distinto si Washington retirara ese apoyo. En
ese caso sería posible avanzar hacia la solución duradera en Gaza a la
que ha convocado el secretario de Estado John Kerry, la cual ha
suscitado condena histérica en Israel porque la frase podría
interpretarse como un llamado a poner fin al sitio y a los ataques
constantes israelíes. Y –horror de horrores– la frase podría incluso
interpretarse como un exhorto a aplicar el derecho internacional en el
resto de los territorios ocupados.

Hace 40 años Israel tomó la fatídica decisión de elegir la expansión
sobre la seguridad, rechazando un tratado total de paz ofrecido por
Egipto a cambio de la evacuación del Sinaí egipcio ocupado, donde
Israel emprendía proyectos intensivos de colonización y desarrollo.
Desde entonces Tel Aviv se ha adherido a esa política.

Si Estados Unidos decidiera unirse al mundo, el impacto sería grande.
Una y otra vez Israel ha abandonado planes anhelados si Washington se
lo demanda. Así son las relaciones de poder entre los dos gobiernos.

¿Podría cambiar la política estadunidense? No es imposible. La opinión
pública ha tenido un giro considerable en años recientes, en
particular entre los jóvenes, y no puede ignorarse por completo.

Durante algunos años ha habido buen fundamento para las demandas
públicas de que Washington observe sus propias leyes y reduzca la
ayuda militar a Israel. La ley estadunidense estipula que no se puede
brindar asistencia en seguridad a ningún país cuyo gobierno siga una
pauta consistente de graves violaciones de los derechos humanos
reconocidos internacionalmente.

Israel, sin duda, es culpable de esa pauta consistente, y lo ha sido
por muchos años. El senador Patrick Leahy, de Vermont, autor de esa
disposición legal, ha mencionado su aplicabilidad potencial a Israel
en casos específicos, y con un bien dirigido esfuerzo educativo, de
organización y de activismo, es posible impulsar con éxito tales iniciativas.

Eso podría tener un impacto muy significativo por sí mismo, y a la vez
daría una plataforma para acciones ulteriores con el fin de obligar a
Washington a volverse parte de la comunidad internacional y observar
las normas del derecho internacional.

Nada podría ser más significativo para las trágicas víctimas de tantos
años de violencia y represión en Palestina.

* Noam Chomsky es profesor emérito de lingüística y filosofía en el
Instituto Tecnológico de Massachusetts en Cambridge, Mass, EU.

(©) 2014 Noam Chomsky

Distributed by The New York Times Syndicate

Traducción: Jorge Anaya

sábado, 2 de agosto de 2014

Israel ofende a la humanidad (y nos insulta a los judíos)

Israel ofende a la humanidad. Marcos Roitman Rosenmann

La Jornada 02-08-2014

http://www.jornada.unam.mx/2014/08/02/opinion/022a1mun
Los noticiarios abren su programación con la cifra de muertos en Gaza. A continuación desagregan las víctimas, entre población civil, niños y objetivos militares abatidos por el ejército israelí, suma y sigue, y acaban señalando las observaciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, los exhortos de Obama pidiendo a Israel un alto el fuego y la inacción de Europa. Así, día tras día. Ninguna sanción, bloqueo de cuentas, retirada de embajadores, suspensión de créditos o condena formal al gobierno de Israel por trasgredir la Convención de Ginebra. Meros llamados de atención y recomendaciones.

La sensación de vivir en un mundo donde bombardear hospitales, escuelas, centros culturales, bibliotecas, guarderías, lanzar obuses, disparar contra la población civil, queda impune, es de impotencia. ¿Cuál es el límite a la barbarie? El argumento para justificar los crímenes de guerra cometidos por Israel y regurgitado por sus aliados occidentales es simple: "El pueblo judío ha sufrido siglos de persecución, debemos ser comprensivos. Ahora les toca defender su territorio agredido por terroristas que les impiden vivir en paz". ¿Alguien en su sano juicio puede creer que el Estado de Israel está en peligro?

Israel tiene derecho a defenderse, sí, como cualquier otro país que sea atacado militarmente y sus invasores pretendan arguir el derecho de conquista para someter a su población y esclavizarla. Pero no es el caso. La Autoridad Nacional Palestina no pretende anexionarse Israel, como hizo Alemania con Austria en marzo de 1938. Tampoco parece probable que los palestinos invadan territorio israelita, cuyos límites, por el contrario, suma tierra conquistada al pueblo palestino tras la guerra de los seis días en 1967 y la guerra de Yom Kipur en 1973. En dichos territorios Israel ha establecido colonias y asentamientos ilegales, construido un muro, el de la vergüenza, y sometido a control político-militar a la población en Gaza y Cisjordania. Asimismo, con el argumento de vivir continuamente en guerra, Israel incrementa su potencial bélico, posee la bomba atómica, tiene armamento de última generación, drones, misiles de largo alcance y una fuerza aérea y naval sobredimensionada. En contraposición, la Autoridad Nacional Palestina tiene milicias, cuerpos policiales y un arsenal militar obsoleto y de corto alcance. La asimetría es total. No hay dónde perderse, no existe guerra, ni hay razón para atacar a la población de Gaza con el odio y la inmisericordia de la que hace gala Israel.

Si los crímenes del nazi-fascismo ofendieron a la humanidad y fueron juzgados por un tribunal ad hoc: Nuremberg, Israel toma el relevo y nos ofende. Tal vez sea la hora de imputar a los dirigentes israelitas como responsables de crímenes de lesa humanidad. En ese sentido, el holocausto nazi-fascista se tipificó como un agravio contra el ser humano, una negación de la dignidad, es decir, una deshumanización que anulaba la condición humana. El tamaño del horror y los testimonios de la barbarie nazi levantaron la voz de un nunca jamás. La naciente comunidad internacional se comprometió a sancionar y juzgar tales crímenes donde el peligro de genocidio, etnocidio o crímenes de guerra se produjesen. Sobre ellos recaería todo el peso de la ley. Las sanciones debían ser ejemplares. Sus responsables detenidos, juzgados y condenados. Pero en su fuero interno pareció hacer excepciones, salvo que los imputados fuesen Israel y las potencias hegemónicas.

Gaza es hoy un campo de concentración y exterminio, los hornos crematorios y cámaras de gas han trasmutado en bombardeos aéreos, obuses y drones. Hoy la "solución final" se aplica de manera velada al pueblo palestino bajo la doctrina Dahiya, que habilita al ejército israelí a considerar objetivos militares a la población civil, escuelas, hospitales y patrimonio cultural, con la finalidad de aumentar el grado de sufrimiento. Pensar que cualquier persona o infraestructura en Gaza es objetivo militar traspasa cualquier consideración de tipo ideológico y moral, por no decir ético. ¿Cuál es el límite de sufrimiento y muerte fijado por Naciones Unidas y los países occidentales para el pueblo palestino y no llamarlo genocidio? ¿Cuál es la distancia que separa una operación de castigo de un genocidio y crímenes de guerra?

La comunidad internacional debe actuar o será cómplice de crímenes de lesa humanidad, si ya no lo es. Repito, Gaza se ha transformado en un gran campo de exterminio y muerte, un gueto, donde no hay compasión y el grado de sufrimiento es llevado al límite para crear la sensación de no ser nada, salvo despojo. Primo Levi, sobreviviente del Holocausto, relata en su Trilogía de Auschwitz: "No hay dónde mirarse, pero tenemos delante nuestra imagen, reflejada en 100 rostros lívidos, en 100 peleles miserables y sórdidos... Entonces, por primera vez nos damos cuenta de que nuestra lengua no tiene palabras para expresar esta ofensa, la destrucción de un hombre. En ese instante, con intuición casi profética, se nos ha relevado la realidad: hemos llegado al fondo. Más bajo no puede llegarse: una condición humana más miserable no existe, y no puede imaginarse. No tenemos nada nuestro: nos han quitado las ropas, los zapatos, hasta los cabellos. Si hablamos no nos escucharán, y si nos escuchasen no nos entenderían. Nos quitarán hasta el nombre. Y si queremos conservarlo, deberemos encontrar en nosotros la fuerza de obrar de tal manera que, detrás del nombre, algo nuestro, algo de lo que hemos sido permanezca". Hoy, Israel aplica la misma política que las autoridades del Tercer Reich desplegaron para justificar la supremacía de la raza aria y pueblo alemán. Sólo que lo hacen en nombre del pueblo de Sion. Nos ofenden.
 

viernes, 1 de agosto de 2014

Una venerable voz judía a favor de la paz


Publicado por Democracy Now el 1º de agosto de 2014
Amy Goodman, con la colaboración de Denis Moynihan
El ataque de Israel contra la población palestina de la Franja de Gaza ya lleva más de tres semanas. El actual ataque militar terrestre, marítimo y aéreo ha durado más que el terrible ataque de 2008/2009, en el que murieron 1.400 palestinos. El número de muertos es de al menos 1.400 personas, en su gran mayoría civiles. Al momento de escribir esta columna, las Naciones Unidas confirmaron que una escuela de la ONU en Gaza, en la que miles de civiles estaban refugiados, fue atacada por las Fuerzas de Defensa israelíes, dejando un saldo de al menos 20 personas muertas. Las Naciones Unidas informaron 17 veces las coordenadas exactas del refugio a las fuerzas israelíes.
Democracy Now! entrevistó a Henry Siegman, un referente del pensamiento judío en Estados Unidos y presidente del “US/Middle East Project” (Proyecto Medio Oriente/Estados Unidos). Siegman es rabino y ex director ejecutivo del Congreso Judío Estadounidense y del Consejo de Sinagogas de Estados Unidos, dos de las principales organizaciones judías del país. Siegman sostiene que la ocupación israelí de los territorios palestinos debe terminar.
“Hay un dicho talmúdico en la ‘Ética de los padres’ que sostiene ‘No juzgues a tu prójimo hasta no haber estado en su lugar’. Entonces, mi primera pregunta al abordar cualquier problema relacionado con la cuestión israelí-palestina es: ¿qué haríamos si estuviéramos en su lugar’. ¿Qué sucedería si la situación se reviritera y la población judía fuera sitiada o se le dijera: ‘Les damos menos de un 2% de Palestina. Ahora compórtense. Nada de resistencia y permítannos encargarnos del resto’. ¿Acaso algún judío hubiera dicho que es una propuesta razonable?”.
Siegman continuó: “En las circunstancias actuales, Israel tiene derecho de hacer lo que está haciendo ahora y, por supuesto, como se ha sostenido, incluso el Presidente de Estados Unidos lo ha afirmado en reiteradas ocasiones, ningún país aceptaría vivir bajo esa amenaza permanente. Aunque le faltó decir, y es lo que invalida y socava el principio, es que ningún país ni ninguna población aceptaría vivir del modo en que se ha obligado a vivir a la gente de Gaza. Y, por consiguiente, eso también invalida esta ecuación moral que pone a Israel en el lugar de la víctima que debe actuar para evitar que la situación continúe de esta manera. Y nuestros medios rara vez señalan que los palestinos de Gaza o Hamas, la organización a cargo de Gaza, que son los atacantes, también tienen derecho a tener una vida normal y digna y que ellos también deben pensar ‘¿qué podemos hacer para poner fin a esta situación?’”.
Henry Siegman nació en Alemania en 1930. Él y su familia fueron perseguidos por los nazis. “Viví dos años bajo la ocupación Nazi, la mayor parte del tiempo corriendo de un lugar a otro, ocultándome. Siempre pensé que la lección más importante del Holocausto no es que existe el mal, que hay personas malvadas en el mundo que pueden hacer las cosas más crueles e inimaginables. Ese no fue el principal aprendizaje del Holocausto. El gran aprendizaje del Holocausto es que la gente de bien, cultivada, que generalmente consideraríamos buenas personas, puede permitir que ese mal se imponga. La población alemana, que no eran monstruos, permitió que la maquinaria nazi hiciera lo que hizo”.
El padre de Siegman fue uno de los líderes del movimiento sionista europeo, que reclamaba una patria para el pueblo judío. Siegman contó: “Yo era un ferviente sionista ya desde niño. Recuerdo que en el barco que me trajo aquí, cuando estábamos viniendo a Estados Unidos y tendría 10 u 11 años de edad, escribía poesía y canciones sobre el cielo azul de Palestina. En aquella época la denominábamos Palestina”.
En Estados Unidos, Henry Siegman se convirtió en un importante referente de la vida judía estadounidense. Cuando le pedí que reflexionara sobre el ataque actual contra Gaza, sostuvo: “Es desastroso. Tanto en términos políticos como desde el punto de vista humanitario. Cuando uno se pone a pensar que esto es lo que hace falta para que Israel sobreviva, que el sueño sionista se basa en el asesinato reiterado de personas inocentes a la escala que vemos hoy en la televisión, se trata de una crisis muy profunda del pensamiento de todos los que estamos comprometidos con la creación de un Estado y su éxito”.
Le pedí a Siegman que mirara un fragmento del programa “Face the Nation”, de la cadena CBS. El presentador, Bob Schieffer, finalizó recientemente el programa con el siguiente comentario: “En Medio Oriente, el pueblo palestino se encuentra bajo el control de un grupo terrorista que se ha embarcado en una estrategia para que sus propios niños sean asesinados para lograr compasión con su causa. Esta estrategia probablemente esté funcionando, al menos en algunas partes. La semana pasada, encontré una cita de hace muchos años de Golda Meir, una de las primeras líderes de Israel, que bien podría haber sido pronunciada ayer: ‘Podemos perdonar a los árabes por matar a nuestros hijos’, afirmó, ‘pero jamás podremos perdonarlos por obligarnos a matar a sus hijos’”.
Siegman dijo que había visto el programa y respondió: “Conocí a Golda Meir y escuché su comentario. En aquel entonces pensé —y ahora también pienso— que es una declaración terriblemente hipócrita. Esta declaración la realizó la misma mujer que dijo: ‘Los palestinos...no existen los palestinos. Yo soy palestina’. Si no quieres matar a los palestinos, si te provoca tanto dolor, no debes matarlos. Puedes darles sus derechos y puedes poner fin a la ocupación. Y, ¿culpar a los palestinos de la ocupación y del asesinato de inocentes del que estamos siendo testigos en este momento en Gaza? ¿Por qué? ¿Por querer un Estado propio? ¿Por querer lo que los judíos quisieron y lograron? Lo encuentro, para decirlo en términos suaves, poco digno de admiración. Hay algo profundamente hipócrita acerca de su declaración original y acerca de repetirlo al aire ahora como una gran reflexión moral”.
Mientras Estados Unidos continúa suministrando armas a Israel, más de 250 niños han muerto en Gaza. En lugar de darle armas, Estados Unidos y el resto del mundo deberían presionar a Israel para que ponga fin a la matanza.

© 2014 Amy Goodman

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