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domingo, 22 de enero de 2017

La impotencia de la diplomacia internacional en Israel


Entrevista con Michel Warschawski


por Alain Pojolat y Alain Krivine
 

[Militante revolucionario y antisionista, Michel Warschawski es cofundador del Centro de Información Colectiva. Hablamos con él de la situación del poder israelí en las últimas semanas y de las perspectivas para quienes luchan por Palestina.]

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, está a punto de ser 
imputado por “abuso de confianza” en el asunto de los “regalos 
ilegales” (varias decenas de miles de euros) que parece haber recibido 
de ciertos hombres de negocios… ¿Cómo reacciona la opinión pública?

En esta cuestión, como en todas las demás, la opinión pública israelí está dividida en dos. Están por un lado los que se muestran consternados, aunque no sorprendidos, ante el grado de corrupción de la clase política, en particular del entorno del primer ministro, y, por otro, una mayoría de la población ve en estos escándalos unavoluntad de deslegitimación, por parte de unas supuestas “élites”, de un gobierno elegido por el pueblo en contra de la voluntad de dichas 
élites. Los medios, la justicia y, en cierta medida, la policía son, para el electorado de extrema derecha, expresiones de esas élites, de ahí la decisión de la ministra de Justicia, Ayelet Shaked, de reformar a fondo el sistema jurídico de manera que “refleje mejor la voluntad de la mayoría”.

No es exagerado afirmar que nos hallamos en un periodo de transición del régimen político, en detrimento tanto de las reglas de un régimen parlamentario como de las libertades públicas, empezando por las de la 
minoría palestina de Israel y de sus representantes electos.

La situación económica y social parece bastante mala para el gobierno: aumenta la pobreza, la colonización sale cara, disminuyen las solicitudes de inmigración de judíos de la diáspora, la industria militar retrocede…

El aumento de la pobreza es innegable, con un tercio de los niños israelíes que viven por debajo del umbral de la pobreza. Dicho esto, 
pobreza de la mayoría no significa, y este es el sentido del capitalismo, que la situación económica sea mala. En comparación con las economías europeas, la de Israel no va tan mal: una tasa de crecimiento superior a la de la mayoría de países de la OCDE, una tasa de paro inferior al 4 %, presupuesto equilibrado, superávit de la balanza comercial, exportación al mundo entero de capitales y tecnologías avanzadas… Israel no conoce la crisis, su economía es AAA para las agencias de calificación internacionales. En el capitalismo neoliberal, una economía robusta no está reñida con el aumento del número de pobres, más bien lo contrario.

En el plano internacional, la situación no es brillante. ¿Qué consecuencias puede tener el voto del 23 de diciembre del Consejo de Seguridad de la ONU que, por primera vez desde hace decenios, exige poner coto a la colonización?

El voto del Consejo de Seguridad en contra de la colonización enCisjordania refleja en primer lugar el hartazgo que siente el conjunto de la comunidad internacional ante la intransigencia de Israel, la arrogancia de sus dirigentes y el desprecio que muestran por lasadvertencias generalizadas de países que mantienen relaciones amistosas con el Estado judío. El aislamiento creciente de Israel en el escenario internacional se ha podido eludir durante mucho tiempo gracias al apoyo incondicional de los gobiernos estadounidenses,fueran demócratas o republicanos.

La decisión de Barack Obama de no ejercer el derecho de veto es una primicia: si la Asamblea General de Naciones Unidas ha adoptado decenas de resoluciones contrarias a la política colonial israelí, es la primera vez desde 1983 que el Consejo de Seguridad ha votado en contra de la misma sin toparse con el bloqueo de EE UU. En vísperas de su retirada, Obama ha querido hacer pagar a Israel por las numerosas humillaciones de que ha sido objeto por parte de los gobiernos de Netanyahu. Recordemos, sin embargo, que frente a esas humillaciones –inclusive delante del Congreso en pleno– Obama no se ha mostrado rencoroso: hace dos meses firmó un tratado de cooperación militar por importe de 35 000 millones de dólares que cubre los próximos diez años. Netanyahu le dio las gracias de tapadillo, al tiempo que declaró que esperaba con impaciencia de victoria de Donald Trump.

El 15 de enero tiene lugar en París una conferencia por la paz en Oriente Medio, en la que Israel no participa. ¿Qué consecuencias puede tener?

Impulsada por Francia, la conferencia internacional por la paz en Oriente Medio no tendrá absolutamente ninguna secuela, e Israel ya ha anunciado que no participará, sin temor a humillar de este modo a las autoridades francesas. Si Obama no ha conseguido que el gobierno israelí se mueva ni un ápice, no será [el ministro de Exterioresfrancés] Jean-Marc Ayrault quien lo logre… Dicho esto, la conferencia de París podrá ser una nueva ocasión para sentar al Estado colonial israelí en el banquillo de los acusados por haber violado reiteradamente el Derecho internacional y los derechos humanos de los palestinos. Mas no soñemos: se hará todo lo posible para permanecer en lo que nuestros compañeros belgas denominan la “equidistancia”,repartiendo responsabilidades entre los “dos bandos” y sin olvidar nunca la denuncia de la supuesta violencia palestina. Poner en pie de igualdad al verdugo y la víctima, al colonizador y al colonizado, es 
la fórmula clave de la diplomacia internacional… y la razón de su impotencia.

¿Crees que las dificultadEs internas y el contexto diplomático complicado para Israel ofrecen una nueva oportunidad a la campaña BDS? 

Más allá de esto, ¿qué perspectivas se plantean para la solidaridad 
con Palestina?

El problema principal que plantea la diplomacia internacional con respecto a la cuestión colonial en Palestina no radica tanto en las tomas de postura –la resolución del Consejo de Seguridad lo confirma– como en la negativa a traducir estas resoluciones en medios de presión eficaces. La llamada comunidad internacional mantiene a Israel en un estatuto de impunidad por sus crímenes. Este es el contexto en que se sitúa la importancia de la campaña BDS: si la S fuera efectiva, es decir, si la comunidad internacional aplicara “sanciones” –como ha 
hecho a menudo, tanto contra la apartheid en Sudáfrica como contra la represión de las libertades democráticas en China–, no haría falta la B (boicot) ni la D (desinversión), y nuestra lucha por los derechos de los palestinos se hallaría cerca de la victoria. Es la dejadez de esta comunidad internacional, y en muchos casos incluso su colusión con el régimen colonial israelí, la que exige la movilización activa de las sociedades a través de la campaña BDS. Esta última ha dado pasos notables en una década: desde el boicot de las naranjas Jaffa hasta la desinversión de Orange en sus contratos con su antiguo socio israelí, pasando por la ruptura de la asociación entre la compañía de aguas neerlandesa y Mekorot, la compañía de aguas israelí.

Las presiones populares sobre los gobiernos para que estos tomen iniciativas diplomáticas fuertes son importantes, aunque dichas iniciativas no vayan todavía más allá de las simples declaraciones. Para que Israel ceda hará falta mucho más, a saber, la aplicación de sanciones concretas en el terreno económico y comercial, además del cultural, universitario y deportivo. Esta es otra de las lecciones derivadas de la experiencia del pueblo sudafricano.

Para concluir esta entrevista quisiera insistir en la necesidad de volver a dar, tanto en Francia como en toda Europa, un nuevo impulso al movimiento de solidaridad con Palestina. El hundimiento –programado 
por los neoconservadores– del orden Sykes-Picot en Oriente Medio ha creado un vacío que están llenando los nuevos bárbaros que representa el Estado Islámico (EI). Esta realidad regional tiene por efecto la marginación de la cuestión palestina, que, sin embargo, constituye la clave, si es que la hay, de la realidad política regional, o al menos de su eventual solución progresista. Si bien no podemos ni debemos reducir los problemas del mundo, ni en Alepo ni en Bruselas, tan solo a la cuestión palestina, ello no quita que dicha cuestión siga siendo 
un grano purulento que, si no se reabsorbe, seguirá alimentando no solo los combates por  la justicia, sino también sus derivas terroristas bárbaras.


15/01/2017

tomado de:

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